Las obras de la rotonda que ha de regular la conexión del polígono de Sant Lluís con la carretera entre esta población y Es Castell encaran su tramo final. En unas semanas podría abrirse al tráfico después de casi tres meses de trabajo.
La infraestructura, que ha llamado la atención de algunos vecinos y conductores de la zona por su tamaño, tiene 40 metros de diámetro interior y 56, incluidos los dos carriles de circulación, de diámetro exterior. El tamaño, sin embargo, es el mismo que el de las rotondas más próximas de la carretera Maó-Sant Lluís, construidas a la altura del cuartel de la Guardia Civil y a la entrada del polígono.
La Conselleria de Movilidad argumenta que las medidas de la misma vienen reguladas por la normativa, que tiene en cuenta el tráfico de camiones y autobuses y las exigencias de giro que estos requieren. Además se trata de un punto que une dos vías prácticamente paralelas y desiguales, ya que la carretera tiene seis metros de anchura y la avenida central del polígono, 10,5. El tránsito pesado supone el 4,5 por ciento y la intensidad media diaria es de unos tres mil vehículos.
La obra fue adjudicada a finales de marzo a la UTE Antonio y Diego y Melchor Mascaró por 713.537 euros.