El Lago de Cala en Bosc (Ciutadella) está viviendo una segunda juventud. El entorno del puerto deportivo construido en los años 70 había perdido esplendor de un tiempo a esta parte, dando una imagen de degradación y de ser un resort turístico condenado a la obsolescencia, pero la apuesta de sus empresarios por renovar la oferta de alojamiento y restauración enfocándola hacia la calidad está dando sus frutos, atrayendo a nuevos negocios y revitalizando un espacio que ha pasado de ser un reducto de ‘guiris' a ser considerada por muchos como, si no la mejor, sí una de las mejores zonas turísticas de la Isla.
Detrás de gran parte de esa transformación del modelo turístico del Lago de Cala en Bosc está el empresario Lucas García Montaner, CEO del grupo Moga, que apostó desde el principio por la zona y que vivió «el principio de la decadencia», cuando muchos clientes dejaron de ir porque «el centro de Ciutadella empezó a acapararlo todo». La creciente competencia «nos hizo apostar por la calidad y por la diversificación de la oferta gastronómica». En estos momentos cuenta con 24 restaurantes en la zona (incluidos los del interior de sus hoteles) y el año pasado abrió el que entonces era el cuarto hotel de cinco estrellas de la Isla, El Suites del Lago, generando una corriente de modernización a su alrededor: «Los hoteles de nuestro entorno se están reformando porque ven que se puede crear una oferta de más nivel, un hotel de cinco estrellas genera mucha repercusión, da fama».
Ahora la mayor parte de su clientela ya no es británica, sino nacional y con un poder adquisitivo más elevado: «Mucha gente, sobre todo de aquí, sigue pensando que esto es ‘guirilandia', pero no es así». Otros empresarios se han dado cuenta de esa transformación y han decidido abrir negocios en el Lago de Cala en Bosc. Es el caso de la hamburguesería Mostassa, que se ubica en el casco urbano de Ciutadella y este año acaba de abrir en la urbanización. «Viendo lo obsoletas que están las urbanizaciones, esta es la mejor de Ciutadella, se ha revitalizado, ha cambiado el tipo de turismo, de uno más barato a uno de calidad», explica su propietario.
Otro ejemplo lo da la Trattoria Ciao Bella, que hace cuatro años abrió un local en la playa de Son Xoriguer y este año se ha animado a abrir en el Lago de Cala en Bosc. «Ahora hay un nuevo perfil de cliente. Nosotros queremos aportar nuestra ayuda para crear una oferta de más calidad, que los clientes que se gastan 400, 500 o 600 euros por una noche de hotel bajen y encuentren una oferta a la altura».
Los empresarios de la zona, y en especial García Montaner, no se quieren quedar aquí y buscan la implicación de la administración, con la que se muestra crítico, para que el entorno urbano acompañe: «Necesitamos un plan estético y de marketing, por ejemplo, que todos los hoteles sean blancos, con la cartelería de madera». Se empiezan a ver los frutos de la apuesta por la calidad, pero «queda mucho trabajo que hacer».