El Govern está rotundamente en contra de que se apruebe la transformación de la central de Maó para que pase a funcionar con gas natural. El proyecto, que está desde el año 2019 sobre la mesa del Ministerio para la Transición Ecológica, y que según las últimas estimaciones hechas públicas de Endesa costaría alrededor de 40 millones de euros, no cuenta con el apoyo ni del Consell ni de la Conselleria de Transición Energética del Govern, desde donde entienden que «ya no tiene sentido apostar por el gas, en el actual contexto sería perder el norte».
Son palabras del director general de Energía y Cambio Climático del Govern, Pep Malagrava, que ayer se desplazó a Menorca para presentar ante el Consell y los ayuntamientos el borrador del Plan de Transición Energética y Cambio Climático, que esperan aprobar en formato definitivo con la aportación de las administraciones menorquinas antes de que termine la legislatura. Malagrava defiende en relación a la central de Maó que «en el año 2022 no podemos plantearnos ir a combustibles fósiles, sean los que sean».
El proyecto fue presentado en el año 2019 y consiste en la implantación de una cadena logística, el llamado gasoducto virtual, basada en la llegada de cargueros de gas natural licuado para su posterior regasificación, lo que permitiría reducir entorno a un 25 por ciento las emisiones de CO2. Sin embargo, desde el Govern consideran que «tenemos que jugar más fuerte, Endesa quiere hacer su negocio, pero debe ir hacia las renovables, no hay más». En ese sentido considera que sería perjudicial para la transición que la Unión Europea introdujera el gas como energía verde a efectos de financiación proveniente de los fondos europeos.
En este punto cabe recordar que Endesa ya presentó el año pasado un segundo proyecto de transformación de la central a través del hidrógeno de origen renovable que se importaría de otras plantas. Este proyecto sí que sería bien visto por el Govern. También el conseller de Medio Ambiente y Reserva de Biosfera del Consell, Josep Juaneda, se mostró contrario a la gasificación de la central al entender que este cambio, presente en la Estrategia de descarbonización Menorca 2030, «ya llega tarde, las cosas han cambiado mucho en tres años».