El Club Marítimo de Mahón había efectuado una oferta potente por el pantalán de las grandes esloras en la Punta de Cala Figuera, pero se vio superado por la apuesta de Tanit Ibiza Port, que presentó un canon inalcanzable para las empresas locales, 800.000 euros, y tarifas de ocupación muy elevadas.
«Hay grandes inversores y fondos internacionales, no solo empresas de las otras islas, que tienen el foco puesto en las Balears y están apostando muy fuerte por el negocio portuario, se están adueñando de nuestos puertos», según el análisis de Antonio Hernández, presidente del Marítimo.
Las leyes de mercado marcan los criterios que está aplicando Autoridad Portuaria, «pero nos perjudican a los clubes deportivos, la medalla de las recientes Olimpiadas corresponde a un regatista iniciado en Maó. Sin la labor que realizamos los clubes no la tendríamos», agrega.
Los ingresos de estas entidades provienen de la gestión de amarres y la actividad deportiva para niños, jóvenes y adultos, «es el retorno social que ofrecemos como club». Autoridad Portuaria sí ha tenido en cuenta esos criterios para la concesión adjudicada al Club Marítimo en el Moll de Llevant, aunque todavía no puede hacer uso la misma.
Espera acceder pronto, «nos dijeron que sería más pronto que tarde, sin concretar», responde Hernández. El hecho de que se haya ajudicado el pantalán de grandes esloras podría ser una pista del inminente desalojo de Trapsayates, aunque nadie espera que agosto sea el momento más indicado.
No se exige infraestructura en tierra
El presidente del Marítimo sí muestra su sorpresa ante la falta de exigencia de la infraestructura necesaria en tierra que debe exigirse a los concursantes. «No se contempla en las bases y me parece que es una cuestión fundamental desde el punto de vista de la calidad de servicio, la higiene y el medio ambiente.
Si además las concesiones que están dando son por periodos cortos, dos años, «una empresa de fuera no realizará la inversión necesaria que ya hemos hecho nosotros», concluye Hernández.
Es vergonzoso ver como nuestros políticos se venden al mejor postor, la gente local ya no puede tener ni un amarre ya que solo lo pueden tener los que más pagan, ¿cual es el problema? que nuestros políticos dan la gestión de los amarres a grandes empresas que pagan precios que empresas locales no pueden pagar, lo único que les importa es la pasta. La empresas locales no pueden crecer y la gente local no puede tener ni un triste amarre, quien ha visto el puerto de Maó y quien lo ve ahora, como se dice vulgarmente, no hay pan para tanto chorizo, bien la frase vulgar hace referencia a los políticos en general.