Menorca ha sido tradicionalmente un lugar de veraneo predilecto para los catalanes de alto nivel adquisitivo, que durante décadas han destacado como los grandes compradores nacionales de segundas residencias en la Isla. La cercanía del destino y los lazos laborales, formativos, culturales y lingüísticos con Menorca hacían que la isla más oriental de Balears fuera más conocida en Catalunya, y sobre todo en Barcelona, que en el resto de España, de tal modo que cuando llegaba el verano el catalán central era el acento que más se oía en las urbanizaciones y zonas turísticas. Sin embargo eso está cambiando.
De un tiempo a esta parte, sobre todo tras la llegada de la pandemia y el confinamiento, los compradores madrileños han encontrado en Menorca un lugar ideal para tener una segunda residencia en la que refugiarse de la gran ciudad y se han lanzado a adquirir propiedades en la Isla, hasta el punto de superar ya a los catalanes como el principal mercado nacional para las inmobiliarias menorquinas especializadas en la venta de propiedades de novel elevado.
«El sorpasso de los madrileños a los catalanes es muy claro» explica Mónica Pons, de la Inmobiliaria Pons Morales, quien apunta que es una tendencia que ya se deja notar desde hace algunos años.
También desde la delegación menorquina de la agencia especializada en el segmento de lujo Engel & Völkers han detectado esta tendencia. Señalan que ya el año pasado «hubo un marcado aumento de inversores de Madrid, que redescubrieron la belleza de la Isla durante la pandemia». En cuanto al perfil de los compradores, apuntan que «muchos son personas de negocios que buscan un lugar donde reunir a familia y amigos». Son inversores que compran rápido, convencidos de su apuesta por «una inversión que también puedan disfrutar».
Ese adelantamiento protagonizado por los compradores madrileños en detrimento de los catalanes en el mercado nacional ya se había producido desde aproximadamente el año 2018 en el mercado extranjero, en este caso con los franceses y los británicos como protagonistas. Menorca había sido siempre tradicionalmente una isla de veraneo o de jubilación para muchos súbditos del Reino Unido, pero desde hace unos años, los inversores franceses se ha introducido con fuerza en el mercado inmobiliario insular, del que ahora son los principales actores. Algunas agencias como Engel & Völkers están detectando un despertar del mercado británico en la compra de viviendas, pero otras como Inmobiliaria Pons Morales todavía ven a los británicos más como vendedores que como compradores.