Menorca podría ganar alrededor de 15.000 habitantes más en los próximos 15 años si se mantienen las tendencias demográficas actuales, según las previsiones del Obsam. Atendiendo al problema del acceso a la vivienda y al consiguiente riesgo de exclusión residencial que arrastra la Isla desde hace no poco tiempo, esta realidad posible empujará a encontrar y aplicar fórmulas para habilitar en torno a 6.000 viviendas, teniendo en cuenta que la media de personas que conviven bajo el mismo techo se sitúa en 2,62 en Balears.
La previsión del Obsam con respecto al incremento de habitantes que experimentará Menorca entre 2022 y 2037 es algo precavida en comparación con la proyección de población del INE, que revela un crecimiento relativo del 25 por ciento en Balears, lo que supondría, si el porcentaje es equivalente para todas las islas, un aumento de casi 24.000 residentes en Menorca, en vista de las más de 95.000 personas censadas en la actualidad. Aún así, David Carreras, director del Obsam, insiste en que «la tendencia a crecer aquí suele ser más baja que en Mallorca o Eivissa».
Sea como fuere, con 15.000 o 24.000 habitantes más, el presumible crecimiento poblacional hará necesario prever y adoptar soluciones que respondan a esa realidad en materia de vivienda. «Habrá que ubicar a toda esa gente en algún lugar y, a día de hoy, el volumen de viviendas que se está construyendo no es suficiente», advierte Eduardo Robsy, economista y autor de Viviendista. Los datos relativos al primer semeste del 2022 facilitados por el Colegio Oficial de Arquitectos de las Illes Balears (Coaib) lo confirman. Menorca está viviendo el periodo con menor creación de vivienda nueva de la historia reciente.
Un ritmo de construcción lento
«El ritmo de producción no responde al incremento poblacional», reconoce Enric Taltavull, presidente de la delegación en Menorca del Coaib. Las 122 viviendas construidas durante los seis primeros meses de este año revelan que se siguen edificando muy pocas y, sobre todo, muy pocas utilitarias. «La mayoría son unifamiliares y no responden a los intereses o a las necesidades de los residentes de clase media o jóvenes», aclara Taltavull, quien advierte que «un gran porcentaje de viviendas nuevas está dirigido a extranjeros y segundas residencias».
Así las cosas, no es de extrañar que tengan «unos precios que son todo menos asequibles», apunta Eduardo Robsy. A las fórmulas para habilitar viviendas se suma, entonces, la necesidad de tomar medidas para garantizar que el derecho a tener un hogar no sea un lujo al alcance de pocos bolsillos. «Habría que agilizar la tramitación de licencias urbanísticas para que en los suelos urbanizables pendientes de desarrollo se siga construyendo para conseguir viviendas a un precio asequible», señala Robsy.
En relación con esto, Jose Pons, director comercial de Bonnin Sansó, indica que «los plazos tremendamente lentos de algunos ayuntamientos hacen que, a día de hoy, empezar una pequeña promoción implique tres años para finalizarla». Esto, sumado al encarecimiento del coste de los materiales y la obra, tiene como resultado que haya «promociones y viviendas de obra nueva con cuentagotas», aclara Jose Pons.
Las VPO, la clave
Cuanto más complejo el problema, mayor diagnóstico y desarrollo de soluciones precisa. Y una de las medidas para resolver este rompecabezas pasa por avanzar en la creación de Vivienda de Protección Oficial (VPO). En estos momentos, subraya David Carreras, «en Menorca y el conjunto de Balears el porcentaje de vivienda protegida disponible es mínimo» y, por ello, dice Enric Taltavull, «es necesario invertir más». Justifica su afirmación con que «es muy necesario que haya una parte de vivienda pública, con un precio fijo que no esté sujeto a los vaivenes del mercado».
No obstante, el hecho de revertir esta realidad tendría que llevar consigo un nuevo planteamiento del sistema de VPO para que los requisitos excluyentes que, a día de hoy, deben reunir los beneficiarios no dejen fuera a un gran número de ciudadanos que cada vez lo tiene más difícil para acceder a un hogar. «Habría que plantear una multiplicidad de sistemas de VPO frente al sistema único que hay y que no recoge a todos los grupos de población que podrían necesitarlo», afirma Eduardo Robsy.
Pero no todo pasa por construir y llenar la superfície. Menorca cuenta con un patrimonio inmobiliario que podría rehabilitarse para ser habitable y acoger tanto a los residentes actuales como a los que están por venir. David Carreras cifra en «unas 2.000 o 3.000 las viviendas vacías o pendientes de reformar» que serían una alternativa a la hora de ampliar la oferta y equilibrarla con la demanda.
«Si la situación es lo bastante complicada, se podría plantear la regulación del precio máximo del alquiler», formula Eduardo Robsy, «un mercado muy tensionado en el que los precios no paran de subir porque, en los últimos años, la oferta ha ido cayendo y la demanda ha ido en aumento», reconoce Jose Pons.
pues como no den mas ayudas y serias , vamos atener una gran crisis de viviendas por su encarecimiento y el alto coste de refoermas, no tienen ningun plan estrategico importante solo hacen chapuzas, despues nos piden el voto y prometen lo que nunca daran.