Los reyes Felipe VI y doña Letizia visitarán Menorca a mediados de enero para inaugurar la farmacia Llabrés, en el casco histórico de Ciutadella, tras su rehabilitación como elemento destacado de la arquitectura modernista. A la espera del anuncio oficial de la Casa Real, «Es Diari» ha podido saber de fuentes solventes que en la primera quincena del año los monarcas cumplirán con esta cita tan esperada y además, aprovecharán también para conocer las instalaciones de la Illa del Rei en el puerto de Maó.
Esta será la segunda ocasión en que los reyes realicen un viaje juntos a Menorca; la primera fue en el verano de 2020, cuando visitaron la fábrica de la Cooperativa Insular Ganadera (Coinga) en apoyo al sector primario castigado por la pandemia. Su recorrido por la Isla incluyó una visita a la Naveta des Tudons con una amplia repercusión mediática que supuso un impulso a la candidatura de Menorca Talayótica.
La farmacia Llabrés es patrimonio de la Fundación Hesperia, que los reyes fundaron con la herencia que recibieron del empresario menorquín Juan Ignacio Balada. El inmueble, declarado patrimonio histórico en 2009, estaba en ruinas, pero ahora luce completamente rehabilitado, tiene ya un plan de usos definido y está solo a la espera de la inauguración oficial. La Fundació per a Persones amb Discapacitat de Menorca se ocupará de su gestión los próximos diez años con un proyecto cultural, social y educativo.
A finales de febrero se dio por finalizada su remodelación. El interior de la antigua farmacia ha sido remodelada de forma integral, se ha habilitado una zona de recepción y otra en la que se recrea el negocio original y además de los muebles también han sido rehabilitadas las vidrieras. Otro de los espacios recuperados es el acceso al sótano, que acogerá la exposición de los materiales elaborados por los centros de ocupación de la Fundació y servirá también como espacio divulgativo de los servicios que ofrece. La sala Carrer Sant Crist, con protección al igual que la zona de entrada, también ha sido rehabilitada para el uso. Por último, se ha creado una sala polivalente con capacidad para unas 30 personas, que acogerá conferencias y talleres.
De esta forma, cien años después, el que es uno de los pocos testimonios que quedan del modernismo en Menorca recuperará su esplendor para abrirse a la ciudadanía convertido en un proyecto de atención a personas con discapacidad gestionado por ellas mismas.