Los puertos de Palma, Alcúdia, Eivissa y Maó tendrán sistemas de conexión eléctrica terrestre para barcos a través de una inversión de 12,3 millones de euros, de los que el 40 % procede de los fondos europeos Next Generation.
La previsión apunta a que estos sistemas, denominados como Cold Ironing, estarán en servicio el segundo semestre de 2024, si bien desde 2021 ya hay una instalación en el muelle de Paraires, en Palma, que servirá precisamente para conectar a la red un buque de los tipos ferri (media tensión) o fast ferry (baja tensión) Para esta conexión eléctrica ya instalada, el sistema cuenta con 275 metros de líneas subterráneas de media tensión, un centro de transformación y una subestación elevadora de frecuencia en la zona de servicio del puerto de Palma.
La técnica de Cold Ironing constituye una alternativa para que los buques puedan conectarse a la red en puerto y mantener su maquinaria parada, con la consiguiente eliminación del impacto sonoro y contaminante mientras están amarrados. Cuando se encuentran en puerto, los buques utilizan sus motores auxiliares para producir electricidad durante las operaciones de carga, descarga y estacionamiento. Si bien es cierto que, durante la fase de atraque, la cantidad de emisiones que se produce es menor que durante la de tráfico marítimo en sí mismo, los contaminantes que se emiten durante la primera afectan directamente a la calidad del aire de los núcleos de población cercanos al puerto, así como de las propias instalaciones portuarias.
Para embarcaciones de mayor tamaño, como los cruceros, Puertos del Estado no tiene previstas conexiones eléctricas en Balears, aunque sí las tiene planificadas para los puertos de Bilbao, Cádiz y Valencia. Al respecto, el director en España de la Asociación Internacional de Cruceros, Alfredo Serrano, ha manifestado que «un 40 % de nuestros barcos ya está preparado para conectarse a la red eléctrica en puerto y en 2027 lo estará un 80 %».
Concretamente, el Cold Ironing se implantará en los muelles de Paraires y comerciales de Palma, el de Ponent en Alcúdia, en el Botafoc de Eivissa y en el Cós Nou de Maó. Cabe recordar que, para el 1 de enero de 2025, la Organización Marítima Internacional ha establecido que el combustible empleado en los buques que naveguen por el Mediterráneo debe presentar un máximo de un 0,1% de azufre, en lugar del 0,5% que rige desde el año 2020.
En la práctica, la implantación de esta medida supondrá que las refinerías deberán suministrar a los buques un nuevo combustible bajo en azufre, mientras que los barcos, por su parte, cuando entren en el Mediterráneo, deberán hacer uso de este combustible más limpio o dotarse de dispositivos y filtros adecuados.