Además de los cuatro radares fijos que gestiona la DGT, Menorca solo cuenta con un dispositivo móvil más que opera la Guardia Civil de Tráfico, en ocasiones se trata de un vehículo camuflado, y en otros de un coche bicolor que, una vez detectada la infracción, persigue y comunica in situ la sanción al conductor.
La Guardia Civil está obligada a notificar en persona el 80 por ciento de las multas que ponen sus radares, por lo que solo el 20 restante las reciben por correo. Sin embargo, normalmente la falta de efectivos suficientes para darle un mayor uso hace que su operatividad se limite, principalmente, a las semanas en las que se realizan las campañas de control de velocidad casi siempre en la temporada estival.
La DGT contempla que en Menorca el radar móvil tiene que tener cuatro posibles ubicaciones, dos de ellas en tramos de la carretera general entre Maó y Es Mercadal, y entre Ferrereis y Ciutadella, otra en la Me-12 entre Maó y Cala en Porter y una cuarta localización en la Me-7, entre Maó y Fornells.