El Club Marítimo de Mahón (CMM) acomete una inversión de 400.000 euros en los 165 amarres del Andén de Llevant del puerto de Maó que obtuvo, tras el largo y conflictivo desahucio de Trapsayates, pero su concesión es de dos años más otro prorrogable, un tiempo que la entidad ve demasiado corto para amortizar ese dinero y que rente en beneficio social y deportivo. Así lo manifiesta el presidente del club, Antonio Hernández, quien señala que «las concesiones tan cortas no te dejan margen para el beneficio» y ese es «un hándicap para todos los clubes que dependen de Autoridad Portuaria de Balears (APB) en las Islas, un total de cinco.
«Los clubes que dependen de la Comunidad Autónoma tienen renovaciones de entre 30 y 35 años, de ese modo pueden afrontar mejorar e inversiones a largo plazo, da estabilidad y visión de futuro», señala. En este sentido, cree que en APB «ha habido un cambio de mentalidad pero falta camino que recorrer para equipararnos, es algo por lo que estamos luchando».
De los 400.000 euros que ha presupuestado para invertir en mejoras, una parte es para el arreglo de los pantalanes, con la instalación por ejemplo de una pasarela o finger en el último pantalán, junto a la explanada de vela, y otra importante para actualizar las torretas de luz y agua, tiene que instalar contadores para cumplir con la normativa vigente y añadir una torreta nueva.
Base social
El Club Marítimo de Mahón tiene en la actualidad 1.200 socios, más de 700 socios de número a los que se suman los deportivos, los de honor y los socios familiares. Hay unos 200 deportistas y en verano esa cifra crece de forma considerable porque la media es que entre 700 y 800 niños y niñas pasen por sus instalaciones, en los meses de vacaciones, para practicar vela, piragüismo y otras actividades relacionadas con el mar; también practican el voluntariado ambiental ya que un día al mes realizan limpieza de playas, retirando sobre todo residuos plásticos.
El apunte
«Llevamos en los últimos diez años seis concursos con Autoridad Portuaria»
«Llevamos en los últimos 10 años seis concursos con Autoridad Portuaria», cuestiona AntonioHernández, quien opina que «lo suyo sería que sacaran concursos como lo tuvo aquí en su día Trapsayates, por un mínimo de 15 años», para poder invertir con vistas al futuro. Cuando el CMMperdió esos amarres la concesión a Trapsayates fue de 14 años y seis meses. Hernández recuerda que los beneficios que obtiene el club «son para destinarlos al deporte, tanto vela como piragüismo, y una parte lógicamente a su actividad social». Además de la inestabilidad, la sucesión de concursos supone también un gasto extraordinario. «Cada tres años tener que contratar ingenieros que te hagan el proyecto, porque no se trata de presentar un papel, es un gasto fuerte», afirma. El club tiene entre 120 y 130 embarcaciones de base y hay una veintena de socios en lista de espera para un amarre. Por concesión está obligado a tener un 15 % de tránsito. Además hay una docena de barcos que ya estaban de base y que son de alquiler, algo que, avanza Hernández, cambiará y se reducirá a cero en futuros concursos.