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El renacer de los polígonos: crece la demanda de empresas y el suelo se encarece un 20 % en un año

La falta de parcelas en Ciutadella provoca un éxodo a otros municipios mientras en Maó se agrupan para edificar naves más grandes

Obras de instalación de la red eléctrica en la ampliación del polígono de Alaior. | Josep Bagur Gomila

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El precio del suelo industrial se ha disparado en torno al 20 por ciento en el último año. Algunas operaciones llevadas a cabo en los meses recientes han oscilado entre los 130 y los 180 euros el metro cuadrado, si bien el tamaño y la ubicación influyen de forma importante en la valoración. A finales del 21 y comienzos del año pasado, operaciones similares no pasaban de 150 euros en las compraventas más caras realizadas entonces.

Los datos corresponden a operaciones reales llevadas a cabo por Bonnin Sanso, una de las inmobiliarias con mayor penetración en el mercado del suelo industrial y comercial. Si el análisis se realiza sobre naves ya construidas, la diferencia aumenta. Las compraventas que en 2021 se fijaban en 600-650 euros el metro cuadrado, el año pasado se habían ido a los 800 euros.

Un repaso por otros portales inmobiliarios ofrece un amplio abanico de precios respecto a naves industriales, influidos también por la ubicación. Ciutadella, con la oferta más escasa, tiene los precios más elevados, hasta dos mil euros por metro cuadrado, según se aprecia en una oferta concreta. Es la población más condicionada por la falta de suelo industrial y comercial, convertido en un problema endémico por falta de respuesta

En los últimos meses se observa una importante reactivación en la construcción de naves industriales en los polígonos donde todavía es posible porque hay suelo disponible, en la cuarta fase del polígono de Maó fundamentalmente. Responde sobre todo a la apuesta inversora de grupos empresariales nacionales e internacionales en expansión. «En conjunto se aprecia que ha aumentado el interés, hemos cerrado bastantes operaciones tanto de solares como de naves, ahora mismo hay un mercado vivo y activo que pide producto», resume José Pons, director comercial de Bonnin Sanso.

La opción del alquiler

Ese interés que viene de fuera y la oferta reducida son las dos variables que más influyen en el fuerte incremento que registra el valor tanto de los solares en venta para construir como de las naves para alquilar. Esta fórmula de explotación está bastante extendida y algunos empresarios la prefieren com modo de soslayar la lentitud de las licencias, la inseguridad jurídica y, últimamente, los costes de construcción. La demora excesiva tiene un coste que los promotores valoran en sus cálculos.

La situación es extensible a las zonas industriales de todas las poblaciones donde haya parcelas en venta o alquiler. Sant Lluís, Es Mercadal y Ferreries viven el mismo fenómeno, aunque con menos intensidad que Maó.

En los últimos tres meses se han concedido varias licencias para naves industriales en este municipio. Dos casos presentan un denominador común, la agrupación de hasta tres parcelas para disponer de más suelo. Se trata de una promoción en la calle Malta y otra en la calle Austria, que, en este caso, le permite al promotor contar con una parcela de 9.550 metros cuadrados. El proyecto habla de nave industrial «sin proyecto definido», pero con 191 plazas de aparcamiento, lo que da una pista de actividad que desarrollará.

Además de estas, en lo que va de año la Junta de Gobierno municipal ha concedido otras dos licencias en Poima cuarta fase. Tras muchos años de práctica paralización en cuanto a la construcción de nuevas naves industriales, el panorama ha cambiado visiblemente.

Comercio contra industria

La reactivación se produce sobre todo en el ámbito comercial, que crece a costa de la industria. Justo Saura, presidente de PIME Menorca y empresario naviero, asume el cambio progresivo de las últimas décadas, «el comercio sacude a la industria», señala.

No es un fenómeno nuevo, hay parcelas que un día ubicaron una bisutera señera de la industria menorquina, luego fue ocupada por una empresa de materiales de la construcción y hoy está en obras para ser un supermercado. Es un ejemplo actual de Maó, pero no se trata de un caso aislado.

Un experto economista poco dado a la añoranza explica que es más importante el mantenimiento del ritmo de la actividad que la naturaleza de la misma. «Es normal que la relacionada con el turismo tenga mucha presencia en las zonas industriales, cada vez hay más empresas dedicadas a ello», declara. º

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