El GOB ha lamentado este miércoles que el límite de entrada de vehículos a Menorca no se pueda poner en práctica este verano, a pesar de que este mecanismo está previsto en la Ley de Reserva de Biosfera, que entró en vigor el pasado 19 de febrero, y a las puertas de la celebración de las elecciones del 28 de mayo.
«Esto significa una nueva temporada de congestión», han subrayado los ecologistas, quienes han señalado que el artículo 28 de la Ley de Reserva de Biosfera da competencia al Pleno del Consell Insular para decidir cada año cuántos vehículos a motor se quiere dejar entrar en la isla y cuántos pueden circular y estacionar.
En este sentido, han manifestado que este «será uno de los primeros trabajos que habrá que exigir a la nueva composición que surja de las elecciones que se celebren a finales de este mes».
Coches vs transporte público
La organización ha indicado que «el gran incremento de visitantes que sufre la isla, derivado del afloramiento de muchas plazas turísticas ilegales, va acompañado de la presencia cada vez más numerosa de vehículos privados», que se ve favorecida por el aumento de las conexiones marítimas, que permiten que muchos de turistas viajen a isla con su propio coche.
«La saturación de playas, la dificultad para encontrar aparcamiento en los cascos urbanos o la congestión de las carreteras, son las consecuencias de esta masificación», han apuntado.
Por último, desde el GOB han indicado la necesidad de estructurar más servicios de transporte público, aunque han concluido que «se tienen que abordar políticas decididas de freno como la inspección efectiva contra el alquiler turístico ilegal, el tope a nuevos crecimientos urbanísticos y definir un límite en el número de vehículos».
Es igual. Da lo mismo. Cuando la Isla se parta este verano por la mitad a causa de tanto peso innecesario, lo primeros que serán engullidos por las "aguas del mal" serán los coches y sus respectivos ocupantes. Una cosa así como en el Titanic. Eso sí, en este caso la temperatura del agua estará tan caliente que olerán a "perritos calientes" hasta en Nueva Zelanda.