El hotel rural de Llucalari no estará listo para los meses fuertes de esta temporada turística y su apertura no tendrá lugar, por lo menos, hasta septiembre. Así lo ha confirmado a «Es Diari» su administrador, Laurent Morel-Ruymen, quien atribuye el aplazamiento del estreno al retraso que acumulan las obras.
En Mare e Terra, la sociedad propietaria de otros establecimientos hoteleros como Can Faustino, Cal Bisbe, Can Llorenç o Can Sebastià, se ven obligados a resignarse a la realidad. «Desgraciadamente no vamos a poder abrir este verano, tendrá que ser en septiembre», admitía ayer Morel-Ruymen. «Pero no pasa nada, es una obra complicada, abriremos más tarde y organizaremos una semana de puertas abiertas», avanzó el empresario.
El promotor francés reconoció que «en las obras siempre hay retrasos, a veces es complicado encontrar mano de obra, aún más en meses como agosto».
Cap Menorca
A estas alturas, «todavía estamos en fase de obras», en las habitaciones y otras dependencias del nuevo hotel. Un establecimiento que, como señaló su impulsor, será bautizado con el nombre de Hotel Cap Menorca.
El proyecto acabará distando mucho de lo que Mare e Terra tenía pensado cuando adquirió los terrenos de la antigua batería militar. «Tendrá 15 habitaciones y no 45 como habíamos previsto», por las sucesivas modificaciones que se tuvieron que ir haciendo, a medida que los planos iban pasando de administración en administración para conseguir su visto bueno. «Hemos tardado nueve años para conseguir la licencia», lamentaba el emprendedor, quien no obstante sigue confiando en el potencial turístico de un hotel que tampoco tendrá las llamativas habitaciones colgantes proyectados al inicio.
Cabe recordar que el presupuesto de ejecución material del proyecto es de 1,7 millones de euros, para la reforma de 28 edificaciones y construcciones existentes, para darles un uso turístico. Quedan excluidas de esta utilidad las estructuras ubicadas en los 100 metros del Dominio Público Marítimo-Terrestre, entre las cuales se encuentran las baterías con sus respectivos cañones.
El apunte
Conservar e integrar los cañones Vickers 38 en el proyecto
Una condición sine qua non que impuso la Comisión Balear de Medio Ambiente a los promotores, para validar el proyecto, fue restaurar todas las edificaciones históricas de uso militar existentes, que se encuentran dentro de la Zona de Servidumbre de Costas. Eso es, por entender el organismo autonómico que todos los edificios forman parte del conjunto de las baterías, incluidos los cañones Vickers 38 mm, que deben ser objeto de una conservación preventiva. Todo esto alteró los planes de Mare e Terra, cuya idea original era restaurar estas dependencias para adecuarlas a visitas, pero se tuvo que descartar al estar dentro de la zona marítimo- terrestre.