Las abejas son las encargadas de producir miel a partir del néctar que recolectan de las flores y este año su actividad ha destacado de manera positiva sobre la de los últimos dos ejercicios. Si bien 2021 fue el peor año de las últimas tres décadas por la sequía y 2022 dejó otra mala temporada por la disminución de alimento y polinización, 2023 ha significado una leve mejora de la producción de miel de Menorca, según los diferentes apicultores de la Isla.
«Este año ha habido más casitas con abejas productoras de miel», explica Sebastià Pons, el mayor productor de miel de Menorca y el más veterano. Calcula que en la Isla habrá, en estos momentos, en torno a 2.000 casitas con estos insectos polinizadores que esta temporada se han visto beneficiados por las lluvias de mayo, mes en el que se registró un promedio de precipitación de 39,2 litros por metro cuadrado, cuando la media es de 26,3 litros.
Esta lluvia de más «ha favorecido la producción de miel, pero 2023 sigue siendo un típico mal año», reconoce Antoni Anglada, apicultor ciutadellenc que subraya que «no tenemos problemas para vender la miel que hacemos porque hay poca producción ante una demanda que cada vez es mayor». A pesar de los resultados más positivos, 2023 tampoco ha sido un buen año, coinciden los que se dedican a este sector. «De años buenos hay pocos», lamenta Sebastià Pons.
Un sector contra viento y marea
Los apicultores luchan contra viento y marea para mantener la producción de miel de Menorca en un contexto lleno de adversidades. Además del cambio climático, que altera las condiciones meteorológicas y reduce los recursos disponibles para los polinizadores, resalta Sebastià Pons que «la agricultura que tenemos no favorece la apicultura y el campo que hay ahora, en comparación con el que había hace 30 o 40 años, no es del todo atractivo para las abejas».
A esto se suma la expansión de la varroosis, una enfermedad parasitaria provocada por el ácaro externo Varroa destructor que afecta a las abejas melíferas. «Es nuestro mayor quebradero de cabeza», asegura Antoni Anglada, que afirma que «los apicultores intentamos mantenerlo a raya». En los últimos años han proliferado los tratamientos con métodos más ecológicos y biológicos «que aplicamos un mínimo de dos veces al año, hay que controlar mucho los niveles y ser muy escrupulosos», insiste Anglada.
Nuevos productores con poca formación
Aun así, la apicultura sigue atrayendo a nuevos rostros y concluye Sebastià Pons que «se ha puesto de moda». El «peligro» de esto, declara, es que «no todos los que se suman a este sector tienen idea de cómo va». La apicultura requiere «mucha paciencia y constancia, compromiso», especifica Pons, que critica que «muchos traen las abejas de fuera» y contribuyen a la proliferación de híbridos.
La hibridación que se produce por el cruce de la abeja autóctona con ejemplares procedentes de otros lugares «es un problema que hay que controlar», reivindica Sebastià Pons. En este sentido, y desde hace tres años, la asociación menorquina de apicultores, recuerda Antoni Anglada, trabaja mano a mano con el resto de asociaciones de Balears en el proyecto Dotze Reines de Pablo Espejo para proteger la abeja autóctona y mejorar sus cualidades.
El apunte
Junio: el mes de la cosecha, el envasado y la venta de casi la totalidad de la miel
Explican los apicultores de Menorca que la recolección de la miel se efectúa entre finales de mayo y principios de julio, aunque junio es el mes por excelencia en el que se cosecha esta sustancia producida exclusivamente por las abejas. En junio es, también, cuando los apicultores envasan la miel producida y venden casi la totalidad del producto de manera directa en sus fincas, pequeños comercios de proximidad y supermercados. Algunos la venden en tarros y otros también lo hacen a granel. Destacan que mucha se vende de manera directa, lo que produce largas colas en sus fincas, y que se ha reducido la que se vende en los pequeños comercios de proximidad. Las causas: la mayoría han cerrado o la producción es tan baja que los productores no pueden cubrir la demanda. En los grandes supermercados, resaltan, apenas hay miel de Menorca, que intentan vender a un «precio justo» a pesar de la subida de costes.