El número total de inspecciones de pesca recreativa, en los primeros ocho meses de 2023, asciende a 519, de las cuales un total de 77 corresponden a la pesca submarina. Esta modalidad es la más perjudicial para los recursos cuando se practica en espacios protegidos y está prohibida desde 2019 en las reservas marinas de Balears, salvo en dos, las de la Bahía de Palma y del Migjorn de Mallorca, con autorizaciones específicas.
La pesca submarina se tiene que ejercitar a pulmón libre, utilizar botellas de oxígeno se considera una infracción muy grave; según las normas de pesca del Govern, el único aparejo permitido es el arpón manual o impulsado por medios mecánicos, que puede tener una o más puntas. Una de las infracciones recurrentes, junto aquellas que consisten en exceder los cupos de pesca o capturar peces de tallas no permitidas, es el uso de fusiles. El año pasado fruto de las labores de vigilancia se decomisaron tres fusiles, además de dos aparejos y 37 capturas.
La protección de zonas marinas como el Norte de Menorca y la Illa de l'Aire ha surtido efectos positivos en estos hábitats. El último estudio en este sentido, el cuarto informe sobre el estado de conservación de las poblaciones de peces vulnerables a la pesca en la reserva de la Illa de l'Aire, indica que la abundancia de peces y la biomasa han crecido un 50 por ciento en su estrato superficial –establecido en entre cinco y quince metros de profundidad–, desde que entraron en vigor las medidas de protección en 2019. Esta es la conclusión que alcanzó un equipo científico de la Estación de Investigación Jaume Ferrer y el Obsam. El informe identificó 21 especies diferentes de peces y advirtió del riesgo de reducir un 22 por ciento el área de prohibición de pesca artesanal y recreativa, porque puede afectar al potencial de la reserva para la recuperación y conservación de las poblaciones de peces vulnerables.