En los últimos nueve años, miles de los turistas que han visitado la Isla han intentado, y en muchos casos conseguido, llevarse consigo a su regreso un recuerdo natural de esta Isla, para sus residencias habituales o bien para regalarlo a familiares y amigos. No se trata, sin embargo, de un objeto característico de este territorio destinado al obsequio, sino que supone un expolio de material geológico, porque cumple una función específica en el ecosistema insular, del que no debería ser sustraído en ningún caso.
Solo en los filtros de pasajeros situados en el acceso a las puertas de embarque del Aeropuerto de Menorca, los vigilantes de seguridad han detectado más de 15 toneladas de este material geológico en maletas, mochilas y bolsas de los turistas desde 2015 hasta finales de la presente temporada. Es fácil suponer, por tanto, que la cantidad del expolio es muy superior a la requisada en la instalación aeroportuaria, puesto que los filtros para acceder a los barcos de pasajeros en los puertos de Son Blanc y Maó no son tan precisos como los del aeropuerto, ya que, por ejemplo, no se revisa, salvo excepciones, el equipaje de los automóviles embarcados. Calcular la cantidad real de material expoliado en Menorca es imposible, admite el director del Centro de Geología de Menorca, Agustí Rodríguez.
El año 2021 fue el más relevante, puesto que se requisaron casi cuatro toneladas de este material geológico en los filtros del aeropuerto. El de menor trasiego fue el 2022, cuando solo se interceptaron 867 kilogramos.
Una vez descubierto el material geológico en el escáner por el que pasan los bultos de mano, el personal de seguridad lo requisa, con la supervisión de los agentes de la Guardia Civil que están tras ellos. Después de un proceso de colaboración entre los trabajadores del Aeropuerto, el Consell y los participantes en un programa de inserción sociolaboral de Mestral, ese material es devuelto a su zona de origen en la Isla e integrado en ella, ha informado el área de Reserva de Biosfera de la institución insular.
La práctica extendida de tratar de llevarse un tarro de arena de cualquiera de las calas de la Isla, preferentemente las de la costa sur, por su textura y color, piedras o fósiles. No implica, sin embargo, una sanción económica, según las fuentes consultadas por este diario.
El material geológico detectado es requisado por los vigilantes tras apreciarse en el escáner, los guardias civiles lo supervisan y este queda apartado a la espera de su traslado a su zona originaria. El proceso es similar al pasajero al que se le requisa cualquier líquido que exceda los 100 mililitros, u otras sustancias u objetos prohibidos. Las pierde en el momento, pero no es sancionado por ello.
El apunte
Multas de hasta 3.000 euros en Cerdeña por llevarse arena de sus playas
La normativa que hace seis años instauró Cerdeña para prohibir el expolio de su material geológico supone multas de 500 a 3.000 euros, lo que no evita que se sigan saqueando toneladas de arena cada verano. Existe incluso el riesgo de cárcel ante cantidades importantes en la isla italiana.
En España, normalmente no se aplican sanciones de este tipo, salvo excepciones, como en Cadaqués donde se multa con 350 euros si se llevan piedras protegidas de la playa.