A la segunda fue la vencida. Tras dos plenos, siete reuniones y cinco borradores de la memoria de alcaldía, el gobierno de Ciutadella logró la noche de este lunes desencallar sus presupuestos para el próximo año, que fueron aprobados con el apoyo de la concejal de Vox y sin ningún voto en contra de los grupos de izquierda.
Bastaron 38 minutos de debate para evidenciar que el reencuentro de todos los grupos tras el sonoro rechazo inicial de la oposición a las cuentas llevadas al pleno del pasado 21 de noviembre había desembocado en el «consenso real» que tanto ansiaba la alcaldesa.
«No es solo el presupuesto de este equipo de gobierno, sino el de toda Ciutadella», remarcó Juana Mari Pons, quien durante la semana vació la memoria de alcaldía de reproches por cómo se había encontrado la institución y la llenó de más detalles de lo que el propio PP y, en parte, la oposición priorizan en los próximos doce meses.
El resultado es un presupuesto de 40,7 millones de euros, superior en 2,4 millones (un 5,8 por ciento) al presentado hace apenas quince días y que destina dos millones más a inversiones: los 988.000 euros de los dos proyectos del Plan Insular de Cooperación (PIC) (la mejora de los tramos de Vila Juaneda, Barcelona, Sant Antoni Maria Claret y el entorno de la colársega del puerto), los 712.000 euros que el Consell aporta para reformar el matadero y los 250.000 euros que se ahorran de la aportación al Consorcio de Residuos.
Las cuentas, «continuistas, porque se gobierna en minoría», mantienen la «línea roja» de no invertir menos en el área social, cultural y educativa y comprometen el aumento progresivo del sueldo de los trabajadores municipales y la mejora del servicio de socorrismo y de la atención a domicilio. «Es una legislatura en que los pactos son más que necesarios y la inmensa mayoría de los ciudadanos esperan que nos entendamos y trabajemos conjuntamente», insistió la alcaldesa. Y la oposición le correspondió.
La portavoz del PSOE, Carol Cerdà, agradeció que esta vez «se haya dialogado y actuado de manera diferente», pero echó en falta que «no veamos tampoco ahora un proyecto claro. El PP quiere gobernar, pero aún no sabemos qué quiere hacer». Aunque la memoria de alcaldía «es al menos un documento más completo y detallado», la líder socialista lamentó que no se hayan recogido sus propuestas para crear un segundo geriátrico y un nuevo pabellón polideportivo pero, «por compromiso con Ciutadella», justificó su abstención «vigilante» de la acción de gobierno.
El PSM también «celebró el cambio de formas en aras de un consenso real» y las «numerosas propuestas» que finalmente se han tenido en cuenta en los presupuestos, como avanzar en la peatonalización de Es Born y en la aportación del 0,7 por ciento al Tercer Mundo o la apuesta por el nuevo centro de discapacitados físicos en Santa Rita. De ahí que, «por responsabilidad y coherencia», la portavoz Maria Jesús Bagur anunciara la abstención de su grupo a «unas propuestas que mejoran Ciutadella».
Un «acuerdo de mínimos» y un «voto de confianza» que, según Carla Gener (Ciutadella Endavant), «ya debería haberse dado antes, pero que esperamos no sea menospreciado por la gestión del PP. Hay que poner en valor que así sí puede llegarse a acuerdos».
Hasta la concejal de Vox, Maite Medrano, sumó su voto a favor, «por responsabilidad y respeto a Ciutadella. Es lo más razonable con la endiablada aritmética en la que nos encontramos», dijo.
Aún así, la alcaldesa no atendió la petición del PSM para que solo pueda irse a Macarella en bus («no da tiempo para cambiarlo ya en 2024»), se contraten nuevos técnicos de Urbanismo y Hacienda o se haya liberado ya un tramo de la Plaça des Born en abril («para que no nos lo tiren en cara si incumplimos los plazos»). Juana Mari Pons tampoco renuncia a la llegada de cruceros, pero agradeció a la oposición «que haya preferido avanzar a poner palos en las ruedas».