Aunque el puente de diciembre es uno de los momentos más esperados por el sector turístico español durante los meses de invierno, en Menorca la falta de conexiones aéreas supone un lastre para la llegada de visitantes, y la escasa planta hotelera de la Isla que permanece abierta estos días, en su mayor parte hoteles de interior, ronda una ocupación del cincuenta por ciento, una cifra similar a la del año pasado.
Esta cifra contrasta con la de otros destinos de la Península, que estos días alcanzan, en muchos casos, ocupaciones del 80 por ciento. De esta manera, la falta de vuelos no permite a Menorca convertirse en el destino de las escapadas típicas de estas fechas, que muchos aprovechan para descansar, disfrutar de la naturaleza o realizar las compras navideñas. Además, el sector espera que esta sea también la tónica general de cara a Navidad y final de año, puesto no se prevé un repunte destacable de la llegada de visitantes en lo que queda de año.
Pocos vuelos y precios altos
Anja Sánchez-Rodrigo, propietaria del Boutique Hotel Ses Bruixes de Maó, señala que el 50 por ciento de ocupación de su hotel es un poco superior al del año pasado, pero lamenta que la escasez de vuelos y, sobre todo, los altos precios suponen una barrera a la llegada de visitantes. «Hay mucha gente de la Península que nos dice que con los precios de los billetes tan altos, casi que sale más a cuenta viajar a Nueva York, y por el mismo precio se van a otro sitio, porque para los nacionales Menorca tampoco es un destino tan exótico como irse a otro país», asegura. Por ello, considera que «hasta que Menorca no cuente con vuelos, frecuencias y precios razonables lo tendrá muy complicado en invierno».
De igual modo piensa Sebastià Triay, presidente de Ashome, que no duda en atribuir la baja ocupación a la falta de conectividad. «Estos días, principalmente tenemos estancias cortas, de un máximo de tres días, y a partir del lunes la ocupación pegará un gran bajón», apunta.
Del Camí de Cavalls a la Menorca Talayótica
Otro establecimiento abierto durante este puente es el hotel boutique Cristine Bedfor de Maó, cuyo director, Christian Balle, explica que este puente tiene a un grupo numeroso de gente que ha venido a hacer un reportaje en la Isla, aunque la ocupación media estos días en su establecimiento también ronda el 50 por ciento. Se trata de un tipo de cliente, según afirma, que busca la tranquilidad de poder visitar fuera de temporada los lugares que en verano están llenos, como Macarella y Macarelleta. «Todos nuestros clientes aprovechan para recorrer el Camí de Cavalls y hacer un pícnic en alguna cala. Y la Menorca Talayótica también funciona bien», añade.
Desde el agroturismo Amagatay, uno de los pocos que permanecen abiertos, Mónika Zurawel explica que estos días tienen clientes que llegan buscando naturaleza y la Isla más auténtica, y realizan estancias cortas que combinan con hoteles de interior. Además, de la falta de vuelos, Zurawel señala que sus clientes echan en falta una buena oferta gastronómica en invierno, aunque entiende que a muchos restaurantes no les sale a cuenta abrir en temporada baja. «Es un círculo vicioso», lamenta.