El Passeig de sa Farola es uno de los parajes más emblemáticos de Ciutadella, situado alrededor del faro de la bocana del puerto, con construcciones que acumulan décadas de historia. Sin embargo, al igual que en otros puntos de la geografía menorquina, ya hace años que el lugar está sumergido en un proceso de transformación, lento pero sin pausa, hasta el punto que se ha generado un debate sobre la pérdida de identidad e idiosincrasia de la zona, por las líneas que propone la arquitectura moderna y que rompen con lo precedente.
Es el debate entre tradición y modernidad y cada posición tiene partidarios y detractores. Por un lado están quienes opinan que, como apuntan algunos vecinos, «la colonia de Sa Farola ya no es ese rincón idílico que habría que mantener», formado por «casitas junto al mar, para veranear», disfrutar de fines de semana y ágapes familiares. Unas construcciones que han configurado, durante décadas, la primera línea de mar hasta prácticamente Cala en Blanes, con una línea tradicional que ahora ven amenazada.
Una residente, Pilar Vinent, coincide con esta «preocupación» y «tengo sensación de nostalgia cada vez que veo que derriban una casa para construir otra nueva», como ha ocurrido en las últimas fechas. Y es cierto que la nueva arquitectura ofrece diseños «muy bonitos, pero creo que no encajan, no quedan bien en este contexto», dice Vinent, quien por otro lado respeta el derecho de cada propietario.
Precisamente, esta cuestión es la que destaca otra vecina, que defiende «el derecho de cada uno a tener la casa que quiere». Básicamente, porque «hablamos de la propiedad privada, siempre que sea de acuerdo a las normas urbanísticas, del Ayuntamiento o de Costas, porque muchas están afectadas». Ve tan legítimo mantener el diseño original, como derribar y levantar un inmueble nuevo, «entiendo que uno quiera abrir su casa al mar con grandes ventanales, en lugar de tener pequeñas ventanas como se hacían antes». «Entre todos hacemos el mundo», afirma. Por eso, reclama respeto y que se mantenga el buen trato y la convivencia que siempre ha existido en el vecindario.
Edificios catalogados
En el Passeig de sa Farola existen cuatro edificaciones que están catalogadas y que, por lo tanto, no pueden ser objeto de alteraciones constructivas. Concretamente, son las que reciben el nombre de «Can Canet», «Villa Jamma», «El Cairo» y «Claveles», que data de 1931. Construcciones que los más nostálgicos temen que se conviertan, en poco tiempo «si no se regula», en el último reducto de lo que un día fue ese lugar.
Es terrible que la arquitectura tradicional de Menorca haya dejado paso a horribles cubos modernos. Probablemente sea mucho más fácil para arquitectos poco imaginativos idear este tipo de modelo: ¡ganan tanto dinero con mucho menos trabajo! Pero el resultado es la pérdida del alma de nuestros pueblos y nada puede reemplazarla. Los municipios también son muy culpables de no exigir unidad arquitectónica y de dejar que pase cualquier cosa...