La intención de la alcaldesa de Ciutadella, Juana Mari Pons, de compatibilizar el acceso en autobús y en coche a la playa de Macarella, no se cumplirá tampoco este próximo verano. Aunque el equipo de gobierno de Ponent ha tratado la cuestión con el Consell, a día de hoy hay cuestiones más importantes en la agenda de la institución insular.
Juana Mari Pons mantiene su intención de abrir el acceso a Macarella para los coches privados. Sería del mismo modo como ocurre en otras calas vírgenes del municipio, donde es posible llegar al aparcamiento de cada playa, siempre y cuando haya plazas disponibles.
«Hemos tenido alguna conversación con el Consell, pero está en un estado muy inicial», exponía la primera edil de Ciutadella. No obstante, es consciente de que «en el departamento de Movilidad del Consell se han encontrado otras prioridades, acabar la carretera general, el servicio de autobús sin contrato», enumeró. «Ahora no tienen tiempo», pero no por eso piensa desistir. Y es que su planteamiento no ha variado. «Se tiene que estudiar la posibilidad» de poder abrir el acceso a los coches, aunque sea para más adelante.
Camino estrecho
El principal inconveniente para permitir el paso de coches es la estrechez del camino en algunos tramos, lo cual hace imposible que se crucen con el autobús. «La empresa propuso la idea de ensanchar el camino, pero habrá que ver si es viable, porque quizá habría que expropiar terrenos» para desplazar la paret seca y ganar calzada.
En este sentido, «no se ha estudiado», como tampoco la sugerencia de habilitar un aparcamiento junto a la ermita de Sant Joan de Missa. Eso es, crear un amplio espacio para que los particulares puedan estacionar allí sus vehículos, con servicios y lavabos, para iniciar desde allí un servicio de lanzadera hasta la playa.
Esta idea la aportó la directora de Autocares Torres, Catín Torres, y permitiría, por otro lado, liberar muchas plazas de aparcamiento en las proximidades del intercambiador de autobuses de la Vía Perimetral, que utilizan los usuarios que visitan las calas de la costa sur. «Es una posibilidad, pero no sabemos cuántos metros cuadrados serían necesarios», expone la alcaldesa, quien al final de la pasada temporada, junto a otros cargos municipales y del Consell, realizó un viaje en autobús hasta Macarella para comprobar la situación real del asunto.
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