Quien más quien menos residente en un bloque de pisos, ha quedado alertado por la catástrofe que ha supuesto el incendio del jueves en dos edificios del casco urbano de Valencia como consecuencia del sistema de aislamiento externo, con material combustible, que era el utilizado en la fachada ventilada que los cubría. No funcionaron los cortafuegos, si los había, y las llamas actuaron como una chimenea hacia arriba a través de la cámara de aire que separa las planchas de aluminio del recubrimiento de poliuretano.
En Menorca el riesgo de que se reproduzca una catástrofe de esta magnitud por la misma causa es mínimo, señalan arquitectos consultados por este diario. Sin embargo, sí aprovechan para destacar y lamentar que la ITE (Inspección Técnica de Edificios de más de 50 años) «no se haga aunque todos están obligados a pasarla», señala Joan Enric Vilardell. Sería la forma de comprobar los materiales que se utilizaron para su construcción porque algunos ya no están permitidos desde el cambio de normativa en 2019, en parte, provocado por otro macroincendio ocurrido dos años antes en Londres, con la mismo causa del que tuvo lugar en Valencia.
Las fachadas ventiladas suponen un sistema innovador que sitúa el aislamiento por el exterior del edificio, tanto térmico como acústico, además de dotarlo de una mayor sostenibilidad por su ahorro energético. Sin embargo, puede favorecer la propagación de las llamas, ha explicado la vicepresidenta del Colegio de Arquitectos e Ingenieros Industriales de Valencia, Esther Puchades.
Bajo el revestimiento de aluminio se utiliza normalmente poliuretano, sobre el muro de ladrillo. El alucobond, como así se denomina, es un panel composite formado por dos láminas de cubierta de aluminio y un núcleo relleno de agregado mineral, que en España se conoce como paneles sandwich de aluminio. En todo caso, «depende mucho del material que se utilice bajo las planchas porque no todos tienen el mismo nivel de combustión, los hay que son ignífugos», señala el arquitecto Enric Taltavull. Depende de cómo esté fabricada la placa que cubre la fachada «tendrá o no resistencia al fuego», explica.
El uso de estos materiales no tiene por qué aumentar el riesgo, «lo lógico es que existan distintos cortafuegos para evitar la propagación de las llamas en caso de incendio», señalan los dos arquitectos consultados. Es muy probable que en los dos edificios de Valencia estos sistemas para frenar el recorrido del fuego no se hubieran aplicado o se hubieran dispuesto de manera deficiente. Resulta evidente que no funcionaron.
En Menorca el sistema de aislamiento más utilizado es el denominado SATE, señala Taltavull, que consiste en un panel aislante adherido a un muro. El aislante se protege con un enfoscado que se aplica directamente sobre él y que está constituido por varias capas de mortero una de las cuales lleva una malla como refuerzo, «por tanto no hay este riesgo de incendio y se supone, además, que la plancha ha de tener un nivel de resistencia al fuego», subraya Taltavull.
No inspeccionan ni los teclados que masajean, porque de la manera correcta significaría sudar, hurgar, moverse, en otras palabras, trabajar !...