Los usos permitidos en el antiguo edificio de Correos, de la calle Bon Aire, de Maó, son limitados. En el PGOU está calificado como equipamiento cívico, cultural y administrativo. Cuenta con una superficie hábil de 2.200 metros cuadrados distribuida entre sus plantas y la intención el Consell, que será su nuevo propietario una vez culmine la adquisición, será la de darle una utilidad que contribuya a la dinamización del centro de la ciudad.
Aunque hay numerosas ideas al respecto, desde la institución insular señalan que podrían derivarse oficinas de distintos departamentos, como el de Cultura, y probablemente la Oficina de Turismo dada su situación estratégica en el núcleo histórico de Maó.
En cualquier caso será imprescindible una inversión considerable para su restauración y posterior adecuación a sus nuevos usos dado el deterioro sufrido.
Cerrado desde otoño de 2018, cuando Correos trasladó sus dependencias a la calle Ciutadella, en un principio la cantidad sobre la que se especuló como precio del organismo estatal para su venta fue de 1,8 millones, que finalmente han quedado en 1,2.
Aunque también se barajó la opción de que el Ayuntamiento o el Govern pudieran entrar en la operación de compra, finalmente la titularidad exclusiva será del Consell.
¿Área de cultura? Que hagan una biblioteca, pero una de verdad, no otra como la pantomima que hay junto al ayuntamiento, que es más una sala de conciertos que un área de lectura. La biblioteca "municipal" no es municipal, es estatal. Lo cierto es que Mahón es el único municipio de la isla que no tiene biblioteca municipal. Además, la dejadez de sus trabajadoras, y en especial de su director, que abogan por no expulsar a nadie, por mucho que incumpla las normas y perturbe el silencio ha convertido dicha sala en sala de reuniones para que los adolescentes no pases frío en la calle. Y quienes quieren leer o estudiar en silencio no disponen de un espacio, pues nadie vigila que haya silencio en dicha sala. Que se haga una sala en el edificio de correos con mesas individuales o con mamparas a cada lado para que no puedan meterse grupos, con personal que vigile que no se hable en dicha sala, que no suenen teléfonos, que no se arrastren sillas y, básicamente, que no se convierta en un zoo como la actual, expulsando a quien incumpla las normas. Ya que el director de la biblioteca se piensa que es un centro social, y no cultural, que se haga una sala que sea cultural, que en Menorca también hay universitarios, opositores, empleados que quieren mejorar, ascender, ampliar conocimientos. Con lo barata que es una sala de lectura y estudio y Mahón no dispone de una.