La entrada en vigor de la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (Logse) en el año 1990 se convirtió en un punto de inflexión en el sistema educativo nacional. La transición gradual desde la EGB y el BUP hasta la ESO, que fue definitiva en 1996, supuso una transformación en el modelo de enseñanza secundaria, el cual afectó a toda una nueva generación de jóvenes españoles, que vieron cómo a los 12 años pasaban del colegio al instituto y como su vida estudiantil se alargaba de los 14 a los 16 años.
Pero no solo se vieron implicados los alumnos. También los docentes. 28 años después de la implantación de este nuevo modelo, la inmensa mayoría de aquellos que ejercieron la profesión en la antigua Educación General Básica se han ido jubilando en los últimos años. En 2014, todavía quedaban 10.000 en activo en toda España, según estimaba Comisiones Obreras. Ahora mismo, muy probablemente ni se acerquen a los mil, por lo que se podrían considerar una especie en peligro de extinción en las aulas.
«Un éxito como país»
En Menorca, todavía quedan unos cuantos en activo. Como mínimo, un par: Pau Morlà, en el IES Biel Martí de Ferreries, y Gertrudis Carreras, en el IES Joan Ramis i Ramis de Maó.
Pese a que ambos dieron sus primeros pasos en el mundo educativo a los 21 años y en la EGB, cada uno siguió su propio camino. Pau se adscribió al primer ciclo de ESO, que corresponde al primer y segundo curso, nada más se produjo el cambio de modelo, mientras que Gertrudis, quien daba clase en séptimo y octavo curso de EGB, permaneció en el CEIP Sa Graduada de Maó hasta dar el salto a la enseñanza secundaria en 2013.
En su caso, Pau califica el proceso de transformación como un verdadero «éxito». «Alargar la edad de educación obligatoria es un éxito como país porque ligas la edad de formación al inicio de la vida laboral», apunta el natural de Alaior. Tras inicarse en la profesión en La Salle de su localidad natal, Pau pasó por Son Ferrer (Calvià) y El Arenal (Palma), etapa que aprovechó para licenciarse en Geografía, después de completar Magisterio.
El profesor de Lengua Catalana acompañó a sus alumnos de EGB en el CEIP Mare de Déu del Toro de Ciutadella al IES Biel Martí, instituto estrenado un año antes y que en su momento funcionaba como una extensión del IES Josep Maria Quadrado.
El docente recuerda que suponía un «reto» a la vez que una «ilusión» por el «inicio de una nueva época». «Fue un desafío para el alumnado y también para los profesores. Nuestro objetivo era hacer que la adaptación de los chicos y chicas fuese lo más correcta posible, que todo el mundo encontrase su espacio, que estuviera cómodo y que se sintiera integrado», relata.
Nuevas generaciones
Casi treinta años después, prácticamente nada es igual. La sociedad ha cambiado y Gertrudis asegura que eso se traslada a «todos los ámbitos». «Te encuentras con alumnos de todo tipo: recién llegados, con dificultades con el idioma, en un contexto sociofamiliar complicado... Hay una gran diversidad ecónomica y cultural en un mismo aula, por lo que el sistema de enseñanza actual te permite llegar mejor a cada alumno», explica la ahora profesora del grado básico de Formación Profesional. Sin embargo, a sus 59 años, echa en falta ciertos valores que se han ido perdiendo como la «cultura del esfuerzo» o la «capacidad de memorización», bien entendida. Al final, se ha acabado por implantar la «inmediatez», intrínseco a la sociedad actual que se han «encontrado los alumnos».
La nueva hornada de maestros, que incluso ha nacido después de que la EGB pasase a mejor vida, también trae consigo «una mayor preparación en la educación emocional», según Getrudis.
Bajo el punto de vista de Pau, hay «profesionales extraordinarios». «Pese a la tecnología, el factor humano y la inteligencia emocional continúan siendo lo más importante», añade. Por último, con 55 años sigue siendo de la opinión que «no todo se resuelve en la escuela». «La educación comienza en casa», concluye.