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La Fundació Rubió convertirá tres viejas propiedades de Catisa en su nueva sede oficial en Maó

Comprará a Comosa un local, una nave y la pista de tenis de la calle Sant Sebastià, en total, algo más de 1.000 metros cuadrados

La imagen muestra la entrada y escaparates de la antigua tienda de Muebles Menorca Confort, que forma parte de la operación de vena de Comosa a la Fundació, enfrente del estacionamiento que antes ocupaba la fábrica Catisa | Gemma Andreu

| Maó |

La Fundació Rubió Tudurí Andrómaco dispondrá de sede propia a medio plazo una vez haya cerrado la adquisición de tres antiguas propiedades de la calle Sant Sebastià, de Maó, que pertenecían a la desaparecida empresa Catisa, y de las que ahora es titular Construcciones Modernas Menorquinas (Comosa).

Se trata del local que ocupaba la tienda Muebles Menorca Confort, en el chaflán con la calle Bellavista, una nave posterior y una pista de tenis inutilizada que está situada en la zona interior de la manzana y que podría hacer las veces de aparcamiento para los usuarios de la Biblioteca Rubió, como lo fue de depósito municipal de vehículos más recientemente. La biblioteca se trasladará desde el Claustre del Carme, junto al resto de material que conformará la nueva casa de la Fundació, como los fondos de colecciones particulares, el del Fomento del Turismo y el de Joventuts Musicals, confiados a la Fundació. Además, al disponer de más espacio podrá contar con una exposición permanente de su legado cultural y pictórico.

Vista aérea de la nave, a la izquierda, y de la antigua pista de tenis en el centro de la imagen | Gemma Andreu

La operación está en marcha desde hace más de cuatro años, cuando los patronos solicitaron al Ayuntamiento que informara favorablemente la propuesta de convertir los espacios de uso industrial en cultural. Para entonces ya existía un preacuerdo lo que facilita su próxima concreción toda vez, además, que la Fundació Rubió Tudurí también es accionista de esta misma sociedad inmobiliaria, y por tanto una de sus fuentes de financiación.

Los patronos, bajo la presidencia de Hipólito Mercadal, han mantenido varias reuniones con el Consistorio para abordar estas cuestiones. Dada lo avanzado de las gestiones, se puede interpretar que no existirán objeciones urbanísticas para que la Fundació pueda dar el uso cultural a la nave, puesto que el aprovechamiento de la antigua tienda de muebles por parte de los compradores no ofrece dudas.

Ambas, junto a la pista de tenis, suman una superficie algo superior a los mil metros cuadrados. El proyecto para la reconversión de los espacios incluirá el aislamiento y la retirada de amianto dada la antigüedad de la nave.

El Ayuntamiento, mientras tanto, en conversaciones con Mercat del Claustre, barrunta ideas para dar otra utilidad a las dependencias que viene ocupando la Fundació en este paraje singular de la ciudad.

El apunte

Mercedes Rubió:«Dudo que el interés del patronato beneficie a Menorca»

Mercedes Rubió Boada, hija del mecenas y patrona de la Fundació que creó su padre, históricamente enfrentada al resto de patronos en desacuerdo con su modo de proceder, se muestra crítica con esta operación de compra de las antiguas propiedades de Catisa.

En un escrito dirigido a este diario, muestra sus dudas por la ordenación urbanística de los inmuebles que pretende adquirir la Fundació, y porque tienen la cubierta de amianto, señala. Por estos motivos no entiende «en qué puede beneficiar a una Fundació tener un inmueble de estas características, pero dudo que el interés del Patronato en su compara sea en beneficio de la Isla y de los menorquines».

Mercedes Rubió lamenta que, debido a su avanzada edad y a la pérdida de movilidad, no pueda asistir a las reuniones del patronato desde junio de 2022 porque no puede viajar a la Isla. Ha solicitado asistir telemáticamente a cada reunión desde el año pasado, «pero ni siquiera han contestado a mi petición». Lo más grave, sin embargo, añade, «es que tampoco me hacen llegar las actas y no tengo ninguna información de lo que deciden aunque me pueda afectar».

Recuerda, respecto a la finca de Mongofra, que su padre quería que fuera para los menorquines y su familia, «y me entero por la prensa de que hay demandas cruzadas entre la Fundació, que quiere echar al arrendatario, sabe dios con qué interés, y el arrendatario, por supuestos incumplimientos de la Fundació».

Considera Rubió Boada que «todo este oscuro comportamiento, ya denunciado por el Govern en su día, contribuye a la descapitalización y desprestigio de la Fundació».

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