Los turistas y también los menorquines apuran los últimos días para llegar a Macarella en coche, antes de que este sábado se cierre el aparcamiento y solo se permita acceder a la playa virgen de Ciutadella en transporte público.
Durante los últimos días, desde que el pasado 16 de mayo empezara el dispositivo de control de los accesos a las playas vírgenes de Ciutadella, el aparcamiento se ha cerrado prácticamente a diario debido a que se han ocupado las 160 plazas que hay disponibles. «La mayoría de los días antes de las 11 horas ya cerramos el parking», asegura Magí Moll, el responsable de Eco Verd, la empresa de la Fundació de Persones amb Discapacitat, que se encarga de los informadores. Muchos días, eso sí, tras el bajón del mediodía, después de que muchos bañistas abandonen la cala, el acceso se vuelve abrir hasta que se llena otra vez.
La afluencia a Macarella registrada este fin de semana ha sido todavía mayor, debido al buen tiempo y a que se trata del último que se podrá ir en coche. El sábado ya entra en marcha el autobús, que implicará el cierre del aparcamiento. Como en los últimos años, está gestionado por Autocares Torres, que en la primera quincena de junio ofrece 18 frecuencias diarias, con trayectos cada 40 minutos entre las 8.25 y las 20.20 horas. A partir del 17 de junio (hasta mediados de septiembre) la operativa se amplía a 36 frecuencias, una cada 20 minutos, entre las 8.05 y las 21.50 horas.
Con la puesta en marcha del bus se reorganizará el dispositivo de los controladores. Los dos informadores que ahora están en el parking de Macarella, uno se trasladará al cruce de Sant Joan de Missa, donde se informará de que solo se puede acceder en bus. El otro se instalará en la barrera que hay cerca del aparcamiento (justo antes del predio de Torralba), para ejercer de segundo filtro y no dejar pasar a ningún coche que no esté autorizado.