Además de las depuradoras del Abaqua existen otras estaciones de tratamiento privadas, de dimensiones más reducidas, para la depuración de aguas residuales de pequeños núcleos de población, hoteles, industrias e instalaciones como el aeropuerto o el cuartel militar de Sant Isidre. Son al menos una veintena más de depuradoras cuyos controles de calidad del agua tratada los realizan los propietarios privados, para luego trasladar los resultados a la Dirección General de Recursos Hídricos, pero sobre los que existe poca transparencia.
No es una información abierta a la consulta ciudadana y los informes que publica la Administración se refieren a las depuradoras públicas del Abaqua, que son los mismos datos sobre los cuales el Observatori Sociambiental de Menorca (Obsam) se basa para realizar sus estudios sobre la calidad del agua depurada en la Isla.
Algunas de estas depuradoras privadas dan servicio a zonas turísticas que, además, son sensibles desde el punto de vista ambiental. Son por ejemplo las existentes en hoteles de Arenal d’en Castell, en la urbanización de Cala Morell, en Coves Noves y Es Canutells, en Son Parc, y las que se construyeron en torno a Son Bou, que ha sufrido en los últimos veranos y este pasado agosto, con la DANA, episodios de contaminación por altos niveles de bacterias fecales.
En el Prat de Son Bou vierten sus aguas las depuradoras de Sant Jaume y Torre-solí, ya que la de Son Bou lo hace en el torrente que da a Cala Sant Llorenç. Esta última funciona al 40 por ciento de su capacidad y está diseñada para una población de 15.000 habitantes.