El puerto de Ciutadella vivirá por primera vez la jubilación de uno de sus prácticos. Miquel Ángel Puya, gallego de origen y menorquín de adopción desde 2016, se retira a los 70 años tras nueve años de trabajo en Son Blanc. Durante este tiempo, asegura, ha sido testigo directo de la transformación del puerto, «hasta convertirse en la principal puerta de entrada marítima a la Isla».
Desde su inauguración en 2011, el puerto ha experimentado diversas ampliaciones y mejoras que han repercutido directamente en el incremento del tráfico, tanto de pasajeros como de mercancías. «Este trabajo tiene dos épocas muy diferenciadas: el invierno y el verano», explica Puya. En invierno, el mal tiempo obliga a cerrar el puerto en varias ocasiones. En cambio, con la llegada del verano, «la afluencia y el trabajo se multiplican por diez».
Entre los momentos más intensos, destaca los días de las fiestas de Sant Joan. «No paran de desfilar jóvenes y cada vez hay más, no sé cómo acabará», comenta. De hecho, admite que en los últimos años ha intentado evitar trabajar esos días.
Otro de los cambios más significativos que ha observado a lo largo de su carrera en Ciutadella ha sido el aumento del tráfico de mercancías. «Hoy en día, Son Blanc ha superado a Maó en ese aspecto», asegura. Las sucesivas ampliaciones han permitido operar con buques de mayor tamaño, lo que también ha derivado en maniobras más complejas. Una de las más recordadas fue durante un temporal, cuando tuvo que asistir a una gran naviera en condiciones adversas: «Apareció un cap de fibló y casi acabamos en las piedras».
Tras casi una década de servicio en Menorca, Puya se despide del oficio con emoción: «Ha sido una experiencia muy gratificante, que no habría vivido igual en ningún otro puerto».
Una buena persona disfruta de tu nueva casa en el sur de España, te echaremos de menos en la estación.