Pont Modorro, la finca con mayor producción de aceite de oliva de Menorca, tiene nuevo propietario. Después de haberse echado a perder la cosecha del año pasado, la explotación se incorpora a la almazara de Francisco Almagro y su yerno Marcelino Pons, lo que aumentará todavía más el potencial productivo de la marca.
El último año no fue fácil en Pont Modorro, donde su ya expropietario, Juan Cerezo Mir, dio por imposible salvar la última cosecha. Ya entonces hubo contactos con quienes han acabado adquiriendo la propiedad, de unas 30 hectáreas y 9.500 olivos. «El año pasado no llegamos a un acuerdo y tampoco fue posible que recolectáramos la oliva», señala Marcelino Pons, conocido empresario de la construcción con empresas como Antonio y Diego SA y Triatges Menorca y con otros negocios como el Agroturismo Santa Mariana, en Alaior.
Precisamente, en esta finca cuentan con unos 4.000 olivos sobre extensión de 19 hectáreas, que se suman el olivar con otros 3.800 árboles más en la finca Las Lomas, en Punta Prima, con molino propio. «Nuestras olivas van directas del campo a la almazara», añade Pons, quien cuenta con otra extensión con cerca de 400 olivos en el polígono industrial de Maó (IV fase).
Proyecto en crecimiento
La adquisición que realizan los impulsores de la marca Francisco Almagro permitirá, prácticamente, doblar la producción actual.
La compra-venta se hizo efectiva el 9 de julio y ha supuesto «una inversión importante», a medio camino entre la propuesta económica de Pons y las pretensiones de Cerezo. «Finalmente llegamos a un acuerdo, es muy buena persona y hemos entablado una buena amistad», reconocía el constructor, que inicia este nuevo periodo «con toda la ilusión, junto a mi mujer, Gemma Almagro, y con mis hijos Aina, Maria y Lino, implicados» en las distintas sociedades de la familia.
«El objetivo es ampliar la producción y sembrar otro tipo de cultivos, como la alcaparra, y contribuir en la conservación de la zona norte de Menorca, que es tan bonita», apunta el empresario.
Temprana
La nueva propiedad cuenta con una plantilla fija de cuatro personas, que se incrementa en tres más durante la cosecha, que se encargará de «mimar» los olivos que, el último año, no han recibido los cuidados necesarios. Aún así, Pons es optimista en cuanto a la producción para este año. «Habrá que trabajar mucho», con el fin de obtener buenos resultados.
«Nosotros cosechamos la oliva a finales de septiembre, en verdeo», en etapa temprana del fruto. «Nosotros no queremos cantidad, sino calidad», por eso no esperan a que madure tanto y sea «una aceituna más negra, que da más aceite», porque «tiene menos calidad». Con todo, esperan obtener 70.000 kilos y 7.000 litros de aceite en Pont Modorro, donde «no todos los olivos están bien», que prevén sumar a otros 90.000 kilos y 9.000 litros de las otras fincas, estima Marcelino Pons.
Esto seguro que lleva encubierto la construcción o legalización de alguna edificación.