Michael Magnier, el cónsul de Francia en Balears, nació en Mallorca, «soy hijo de estas Islas, que he aprendido a valorar», tras viajar por el mundo y comprobar que «es difícil encontrar lugares de tanta belleza».
En su ponencia habló del «redescubrimiento» de Menorca por parte de los franceses, especialmente después de la pandemia. Aportó datos sobre el incremento del número de visantes desde 2022 (un 15 por ciento anual) y pronosctió que en 2026 el número de franceses que llegan al aeropuerto superará el medio millón, a los que hay que añadir 50.000 de la ruta marítima con Toulon. Aportó una conclusión importante:el francés se consolida como el segundo mercado más importante, después del español, en temporada baja. Es un factor destacado en el objetivo de desestacionalizar.
Destacó también el interés de los franceses por comprar casas y fincas. Y lo explicó. El sector agrícola es muy importante para los galos, con lo que representa para la preservación del medio ambiente y la naturaleza. «Todo francés lleva en su interior un ‘payés’», dijo en su intervención en la Illa del Rei.
Qué han descubierto los franceses que les ha cautivado de Menorca. Michael Magnier lo resumió perfectamente:«la exquisita ordenación del territorio» rural; «una rquitectura amable en perfecta sintonía con su entorno»; «un destino seguro y cercano al territorio francés»;«una sensación de paz y serenidad particular que seduce a los franceses»;«el caracter especialmente acogedor y amable de los menorquines»; «un mercado inmobiliario mucho más asequible que en otras islas»;y, en el origen, «una campaña de promoción diseñada con acierto por el Consell de Menorca».
El cónsul de Francia afirmó después que Menorca no sufre todavía el problema de la gentrificación y la masificación que sí se da en Mallorca. «El malestar social apenas afecta a Menorca». Añadió que «los visitantes deben convertirse en actores de la preservación». Y que «el fruto d ela indusgtria turística debe repartirse de forma equitativa entre los miembros d ela comunidad menorquina». Como antídoto a la masificación.