Aunque pueda parecer paradójico, la grave situación de las reservas hídricas en Menorca —que en el mes de julio rozaban mínimos históricos— no se ha trasladado al campo menorquín, que hasta ahora está viviendo un muy buen año. Así se desprende del último informe de seguimiento de la sequía publicado por el Govern balear, correspondiente al periodo comprendido entre los meses de abril y julio.
En este sentido, el geógrafo Miquel Grimalt, de la Universitat de les Illes Balears (UIB), uno de los responsables de la elaboración de los informes, señala que es necesario distinguir entre dos tipos de sequías que muchas veces se confunden: la agrícola y la hidrológica. Por ello, explica que a pesar de que la Isla se enfrenta a una preocupante escasez de agua en sus acuíferos, desde el punto de vista agrario, 2025 ha sido un año notablemente bueno para los cultivos herbáceos.
Lluvias de marzo
La explicación está en el comportamiento de las lluvias, especialmente durante el mes de marzo, que fue «extraordinariamente lluvioso», no por la cantidad de agua acumulada, sino por la constancia de las precipitaciones. Esta insistencia favoreció el crecimiento de pastos y cereales, lo que permitió llenar los silos sin necesidad de importar grano, a diferencia de lo que ocurrió en 2024, cuando sí se registró una sequía agraria. «Los cereales necesitan los caminos bañados y los senderos secos. Que vaya lloviendo con constancia, y esto es lo que pasó esta última primavera», explica.
Para estudiar la situación de la vegetación, el Govern utiliza un sistema de teledetección basado en el uso de imágenes por satélite para analizar el verdor del campo, lo que permite generar un índice estandarizado con el que comparar su evolución a lo largo de los años.
En este sentido, Grimalt explica que la situación de Menorca este año es similar a la de Mallorca, donde «se ha vivido el año más verde de las últimas dos décadas, no porque haya llovido mucho, sino porque llovió durante bastantes días en marzo y, además, no se registraron temperaturas ni excesivamente bajas que retrasaran el crecimiento, ni demasiado elevadas».
Sobre el bajo nivel de las reservas hídricas en la Isla, Grimalt considera que la situación es grave. «En 2024 llovió mucho en agosto y octubre, pero esas lluvias no sirvieron para recargar los acuíferos, puesto que gran parte del agua se evaporó o se perdió en el mar. Además, faltaron los temporales típicos de otoño e invierno que ayudan a infiltrar agua al subsuelo», señala. Por todo ello, concluye que este año se ha vivido una paradoja: «En primavera Menorca estaba verde en la superficie, aunque por debajo estaba seca».
AficionadoSi, ya las han disparado