Quejas e inquietud entre empresarios y restauradores de Punta Prima ante la inminente ejecución de la segunda fase del proyecto de reforma del Passeig de s’Arenal, que entre otras actuaciones contempla ampliar la acera en la que se aloja gran parte de la oferta comercial del enclave –fundamentalmente ocupada por restaurantes–, el soterrado del cableado aéreo de telefonía, electricidad y alumbrado público, además de la renovación de la red de agua potable, dotándola de conducciones nuevas.
La previsión del Ayuntamiento de Sant Lluís, y así lo trasladó a empresarios y lugareños en una reunión que tuvo lugar antes de empezar el verano, es iniciar las obras a principios de este mes de octubre. La actuación, que tendrá un coste de unos 750.000 euros, se prolongará varios meses, prácticamente merodeando el arranque de la temporada turística 2026.
Precisamente, una de las causas que origina el malestar entre varios restauradores de la zona, consultados por este diario –si bien en su mayoría han preferido mantener el anonimato– radica en esa cuestión de ‘tiempos’. Se alude a que el mes de octubre todavía es propicio en términos de facturación –más como ha funcionado esta temporada 2025, por debajo de las expectativas, subrayan en ciertos casos–, además de que los hoteles de la urbanización tienen previsiones de alta ocupación para ese intervalo.
Se arguye, en ese sentido, que también los propios hoteles, no en exclusiva los negocios de esa parte concreta, se verían perjudicados si el paseo se ‘levanta’ a partir de octubre, en tanto que una oferta complementa a la otra.
La coyuntura provoca un dilema entre los restauradores, que se debaten entre precipitar el cierre del negocio en lo que concierne a este año –y alguno así lo hará–, puesto que las molestias que ocasionarán ruido, polvo y presencia de maquinaria harán inviable poder trabajar y ofrecer un buen servicio, reflexiona un empresario, o mantenerse dentro del calendario previsto y tratar de optimizar también ese mes de octubre, «de lo que además dependen varios trabajadores», anota Cristóbal Carrasco, propietario de El Faro de Punta Prima, uno de los partidarios de «no cerrar».
Otra disyuntiva es si no convendría postergar unas semanas el inicio de la obra –en principio, la intervención empezará por el segmento más cercano al parking, lo que será menos lesivo para los restaurantes que pretendan seguir abiertos. En ese marco pero, surge la duda de si eso afectaría, dado que se trata de una actuación de largo recorrido, el arranque de la temporada 2026. En el caso, varios de los afectados prefieren avanzar el cierre de este año y poder abrir con normalidad en 2026 –las obras deben estar concluidas para primeros de abril de ese año, pero este plazo se estableció siempre que se inicien en los albores de este octubre.
La mayoría de cuestionados, en cualquier caso, aceptan y comprenden la necesidad de acometer la intervención, que además mejorará según qué prestaciones de esa parte de la urbanización, por lo que será «positiva para todos», pero insisten en la necesidad de contar con más detalles e información de parte del Ayuntamiento de Sant Lluís sobre la hoja de ruta del proyecto.
Si habrá que quitar terrazas o no, desmontar las pérgolas, en qué grado eso reducirá el aforo de los establecimientos y en cuál ahuyentará o no a clientes potenciales... las incógnitas son varias y la inquietud por eso considerable entre el gremio de restauradores de Punta Prima.
Más importante es la carretera, que da vergüenza!!