El edificio de la residencia de mayores del Consell necesita una reforma integral que aún se está definiendo. «Es un proyecto a largo plazo y vale la pena esperar un poco más para que cuando se ejecute se cubran los perfiles y necesidades de cara al futuro», señaló ayer la consellera de Bienestar Social, Carmen Reynés.
En un principio, con esa profunda remodelación cuyas obras pueden durar años, se priorizaba no perder plazas de dependencia, pero a raíz del cribado de la lista de espera, y tras las reuniones con técnicos para detectar las demandas, «nos estamos dando cuenta de que hay casos sociales, de salud mental e infancia a los que no se están dando respuesta, y se está decidiendo cuál es el mejor proyecto y cómo lo sacamos adelante», declaró la directora insular Melissa Manota.
De acuerdo con la primera idea del proyecto, se reservaban plazas sociales y para mayores con problemas de salud mental pero sin grado III de dependencia, más otra parte de las instalaciones dedicada solo a plazas de dependencia. Esto último es lo que falta por definir, «si se destina toda una planta como estaba previsto o va a haber cambios o se incluyen otros perfiles», explicó Reynés. Para ello se ha realizado la radiografía de los recursos y la depuración de la lista de espera «para ver la situación actual» y se han mantenido reuniones con todos los directores, jefes de servicio y técnicos «que conocen las necesidades y reciben las demandas», aseguró la consellera.
Respecto a los geriátricos de Maó, Es Castell y Es Migjorn Gran, son proyectos que contrata el Consorcio balear de Recursos Sociosanitarios y Asistenciales y el Consell confía en que se pongan en marcha en 2026, lo que «no implica cubrir todas las plazas de golpe», indicó Reynés.
Y la ampliación, ¿cuando?...