Los tentáculos de la crisis de acceso a la vivienda son largos y empiezan a abarcar todos los ámbitos. Al conocido fenómeno de los menorquines que se marchan a estudiar fuera para encontrar alojamiento en grandes ciudades, ahora se le suma la realidad inversa. Estudiantes de fuera de la Isla o de municipios alejados de la sede de la Universitat de les Illes Balears (UIB) de Alaior que afrontan serias dificultades para encontrar alojamiento cerca de Can Salort.
Inmobilarias radicadas en Alaior explicaban este lunes a este diario que al comienzo de curso reciben «bastantes solicitudes de estudiantes que buscan una habitación, pero la cosa está muy complicada, les tenemos que decir que no a muchos», explica Carlos Gomila, de la agencia Fincas Gomila, situada en el Carrer des Ramal. El problema es el mismo que para el resto de perfiles de demandantes, hay una preocupante escasez de oferta y la que aflora lo hace a precios que no todos pueden afrontar.
Ampliación
La oferta de habitaciones para un perfil de estudiante es muy reducida en Alaior, donde además se prevé que la demanda crezca con los años debido a la ampliación prevista de la sede de Can Salort. La falta de este tipo de alojamientos es lo que ha motivado que la iniciativa privada se haya movilizado con un proyecto que pretende satisfacer una necesidad que en estos momentos no está cubierta.
Si se amplia el radio de búsqueda hasta la zona de Maó, sí se puede observar un incremento de la oferta de habitaciones en los principales portales inmobiliarios, aunque los precios de estas se han disparado en los últimos años y ya se sitúan en su inmensa mayoría por encima de los 500 euros, un precio que no hace tanto se pagaba habitualmente por una vivienda entera.
Otro factor más que presioná al alza el precio de las viviendas como ya ha sucedido en otras ciudades universitarias. La tormenta perfecta se acerca y será mejor ir buscando resguardo.