El primer debate de pleno sobre el caso Rafal Rubí desde que la Unesco se ha pronunciado en contra del proyecto de rotonda a doble nivel dejó este lunes, en primer lugar, la confirmación de una decisión inamovible: el gobierno insular va a acabar sí o sí el puente a medio construir pese a la negativa del órgano supervisor de la declaración de Patrimonio Mundial. Y en segundo, graves reproches cruzados entre el PP y los partidos de la izquierda en la oposición, que se acusan mutuamente de supeditar el futuro de la carretera general (Me-1) –y de paso la distinción de la Menorca Talayótica– a sus propios intereses, ya sea por oportunismo electoral o incluso para supuesto beneficio de particulares.
La propuesta de acuerdo presentada por el PSOE y apoyada solo por Més per Menorca para tratar de que el gobierno insular acate el «mandato» de la Unesco era el enésimo y desesperanzado intento de la izquierda de frenar la ejecución de la rotonda a doble nivel. La consabida rigidez de las posturas no dejaba mucho margen a la novedad, pero el debate sí sirvió –si se acepta el verbo– para hacer patente la enorme brecha en el relato que a izquierda y derecha del hemiciclo de la Plaça Biosfera se hace de este longevo caso convertido ya en un culebrón clásico menorquín.
Primer debate plenario desde que la Unesco se pronunció contra la rotonda de Rafal Rubí | Katerina Pu
La defensora de la propuesta socialista, la expresidenta del Consell, Susana Mora, optó por un tono conciliador al apuntar al error de la interpretación sobre las recomendaciones de la Unesco: «A mí también me pasa, no es que sea muy ducha en inglés y en cómo funciona el ordenamiento internacional, pero lo que entendemos como recomendaciones de la Unesco no lo son, son mandatos propiamente». Fue un arranque suave que tomó gravedad con el paso de los turnos de palabra. En el tercero, el que cerraba el debate, se soltó para preguntarse «qué interés tiene el PP en hacer una rotonda donde no hay el volumen de tráfico de otros sitios y cuándo curiosamente el PTI que pretendían aprobar daba una serie de posibilidades de equipamiento en rústico que permitían un desarrollo turístico...».
Irreversible
Mora denunció que en la legislatura 2011-2015, el PP optó por iniciar su proyecto de reforma del tramo Maó-Alaior por los puentes de Rafal Rubí y L’Argentina «para hacerlos irreversibles» y contrarrestó la idea de fuerza de los populares, el aval de los técnicos, recordando que los mismos técnicos informaron favorablemente al proyecto entre Ferreries y Ciutadella: «La diferencia es que el PP ya había iniciado las obras del puente. Si hubieran presentado el proyecto de desdoblamiento también habrían conseguido el informe favorable, porque es una alternativa más segura. Su propuesta sobre la mesa, abandonar el proyecto de rotonda y simplemente prohibir los giros a la izquierda, habiendo como hay alternativas cercanas para cambiar de sentido como L’Argentina y Talatí.
Es la conclusión a la que también llegó la consellera de Més per Menorca, Noemí Garcia, quien defendió que «tendríamos que empezar de cero y la primera pregunta que habría que hacerse es si hace realmente falta una intervención en este punto de la carretera». Garcia mostró un tono mucho más duro y especialmente enconado con el conseller de Cultura, Joan Pons Torres:, al que acusó de tener una actitud «prepotente e irresponsable», de dejarse llevar por la «rabia, el odio y el rencor» y de «provocar una crisis institucional con menosprecio, impertinencia y chulería». Defendió que la candidatura de Patrimonio Mundial no es un premio, sino «un compromiso que justamente incluye retirar en enlace a doble nivel porque se considera una amenaza para la integración paisajística de las navetas».
Pons Torres, portavoz del Grupo Popular, esgrimió el mismo argumentario que ha defendido desde que se conoció el pronunciamiento de la Unesco: acusar a la izquierda, con el Ministerio de Cultura al frente, de maniobrar para lograr un informe desfavorable de Icomos «enviándole información falsa que ha sesgado el informe». Torres acusó a la izquierda de tener «la credibilidad a la altura de la suela de los zapatos» y a sus representantes de que «no saben ni de lo que hablan, no se han leído ni un informe».
Durante su intervención, en la que hizo un intento de enmienda a la totalidad de la propuesta, recordó una y otra vez una realidad, que en ocho años de gobierno PSOE y Més per Menorca no tiraron el puente. «El motivo es porque es ilegal tirarlo y ningún político de izquierda quiso, ni quiere ni querrá en un futuro asumir la responsabilidad patrimonial o contable si un día hay un accidente grave en Rafal Rubí». Pons Torres llegó a vaticinar que «el puente no se tirará nunca ni tan siquiera si vuelven a gobernar» y que «quedará como un monumento a la mala gestión y al fanatismo de la izquierda».
En cuanto a la consellera no adscrita Maite de Medrano, la ex de Vox mostró una total sintonía con el equipo de gobierno asegurando que lo «irreversible ha sido el coste en esfuerzo y a veces en vidas, por desgracia, de los menorquines por culpa de la carretera tercermundista que tenemos por el comecocos con el que ustedes (a la izquierda) han estado engañando a los menorquines durante décadas».
buhoy yo preguntando el beneficio, no de la naveta sino de ejecutar esa obra y me la suda que fuese del Psoe o del PP. Nadie aun me ha respondido que tiene ese cruce de distinto a los 100 que hay en la ME-1