La investigación abierta por el Grupo de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil en torno a la muerte de Maria Teresa Martínez Jiménez, catalana de 51 años, después de realizar el bautismo de buceo en Ciutadella el pasado 27 de agosto, ha derivado en que sean investigados -antes imputados- dos de los monitores responsables de la empresa especializada, «Dive Inn». Ellos, P.T. y M.B., fueron los que impartieron el cursillo a la fallecida, integrante de un grupo de 8 personas en el que también estaban su hijo y dos sobrinas. Los dos monitores son investigados por un presunto delito de homicidio imprudente al no haber tomado las medidas oportunas que habrían evitado el óbito.
La investigación señala que pudo existir negligencia en la empresa a la que había acudido la mujer fallecida para realizar esta actividad deportiva y de ocio, por lo que incurrirían en responsabilidad penal una vez concluyan las diligencias.
Según esta información, Teresa Martínez había padecido dos anginas de pecho con anterioridad que desaconsejaban la realización de este bautismo bajo el mar. La mujer informó de este antecedente médico cuando rellenó el documento obligatorio previo al inicio del cursillo, que no fue tomado en consideración por los monitores responsables del denominado bautismo de buceo aquella tarde del último sábado de agosto.
También pudo ser la propia mujer la que asegurara estar recuperada para poder hacerlo considerando la ilusión que tenía para vivir esta experiencia. Teresa había reservado plaza para ella, su hijo y dos sobrinas con dos meses de antelación.
La mujer sí informó que tomaba una pastilla para regular su presión sanguínea, algo habitual en aquellas personas que han padecido estos episodios coronarios, como señaló en este diario un portavoz de esta empresa dedicada al submarinismo, con sede en la colársega del puerto de Ciutadella.
El representante de «Dive Inn» aseguró tras el fallecimiento de la mujer, que su actuación había resultado correcta en todos los sentidos. Teresa tuvo dos paradas cardiacas tras salir del agua, en Cala en Blanes donde realizaban las dos prácticas de inmersión. Consiguió ser reanimada en la zodiac de la empresa por los dos monitores y un médico antes de llegar al puerto donde fue recogida por una ambulancia. Sin embargo, tres días después fallecía en la UCI del Hospital Mateu Orfila.
«No hay una legislación clara, pero hay que evitar problemas»
«No hay una legislación clara al respecto porque se trata de empresas privadas, pero siempre hay que intentar evitar problemas y actuar con sentido común», explica a este diario un especialista en buceos que imparte clases y bautismos en Menorca.
Si una persona declara haber tenido algún episodio coronario, «lo prudente sería buscar más información para determinar si puede o no realizar esta actividad», dado el riesgo que acarrea.
Otra cuestión es que la persona accidentada haya incurrido en la negligencia de no declarar haber padecido ningún tipo de afección cardiaca lo que libraría de toda responsabilidad a la empresa que le suministra el servicio. Según la investigación de este caso, no obstante, la mujer fallecida sí habría informado de sus dos anginas de pecho.