Veintidós años, su padre y sus dos hermanos mayores están presos en cárceles de Andalucía, y su madre falleció hace tiempo. Nunca ha llegado a ingresar en prisión pese a que ha sido acusado y detenido por otros delitos presuntamente cometidos en Ciutadella donde se ha criado y reside junto a su pareja y, ocasionalmente, en la casa de otro familiar. El riesgo de exclusión social está justificado si se suma la adicción al alcohol y a las drogas de la que trata de salir. Ese es el perfil superficial del joven residente en Ciutadella que en la madrugada del pasado sábado incendió tres automóviles en el casco urbano de la ciudad. El miércoles, tras entregarse en el juzgado y ser detenido a continuación, quedó en libertad con cargos, al igual que su novia, que le acompañaba cuando cometió el delito, una vez hubo prestado declaración ante la juez, Loreto Arroyo.
El joven pirómano se presentó voluntariamente en la sede judicial junto a su novia y el abogado Ignacio Florit. La chica también quedó imputada por haberle acompañado en un coche mientras él quemaba los vehículos. Él se declaró culpable del delito, asumió la responsabilidad de los incendios, se mostró totalmente arrepentido de lo que había hecho y dispuesto a reparar los daños en la medida de sus posibilidades. Además aseguró que no recordaba nada de lo sucedido porque estaba bajo los efectos de una mezcla de drogas y alcohol.
Esos fueron los argumentos esgrimidos por el acusado y su abogado, Ignacio Florit, en su declaración ante la juez del Jugado de Instancia e Instrucción número 2 de Ciutadella. La titular decidió dictar el auto de libertad condicional por un delito de daños mediante incendio. Su pareja también quedó en libertad con cargos hasta la celebración del juicio.
El acusado principal no puede salir de la Isla sin comunicarlo y tiene la obligatoriedad de personarse en el mismo juzgado los días 1 y 15 de cada mes hasta que tenga lugar la vista oral.
El abogado, Ignacio Florit, explicó ayer a «Es Diari» que la situación de su defendido merece una consideración aparte, más allá del juicio paralelo que haga la ciudadanía. «Sus circunstancias son muy especiales, le pesa el apellido que lleva porque está marcado por la situación de sus familiares directos». Entiende que «el daño está hecho y supone un grave perjuicio para los dueños de los coches, lo ha admitido, está profundamente arrepentido, y tratará de repararlo, pero no es bueno condenarlo sin más tratándose de un joven con ese panorama y entorno antes de llevarlo a prisión porque todavía es recuperable», explica.
El pirómano dijo en su declaración que no tuvo conciencia de lo que había hecho hasta que se diluyeron los efectos de la mezcla de drogas -Tranquimazín, en mayor medida- y el alcohol que había ingerido aunque pasaron cuatro días hasta que decidió entregarse mientras la Policía Nacional le buscaba.
«Polvo de ángel»
Entre las sustancias que tomó podría hallarse también PCP, abreviatura inglesa de fenilciclohexilpiperidina, una droga conocida como «polvo de ángel». Se trata de un alucinógeno utilizado para anestesiar vacas y otros animales, lo que habría incidido en la merma de sus facultades y en que no recuerde nada de lo que ocurrió. «Solo se acuerda de que tenía fuego en su cabeza», dijo a la juez.
El joven pirómano iniciará una nueva cura de desintoxicación en los próximos días ingresando en un centro especializado, indicó su abogado durante la comparecencia ante la juez.