El dueño de los dos caballos que aparecieron muertos en dos establos de una finca en la zona norte de Alaior declaró ayer ante agentes de la Guardia Civil, del Seprona, que los dos animales perecieron de muerte natural y no porque los hubiera desatendido.
La Guardia Civil mantiene la investigación abierta a la espera de recabar el informe del veterinario del Consell Insular de Menorca, que acudió el mismo martes tras ser requerido por los agentes, y sacar las conclusiones que determinen si existió maltrato animal, delito del que se acusaría a su propietario. En un principio los dos animales podrían llevar muertos varias semanas, sin que hubieran sido retirados del establo.
En cuanto a los otros dos caballos que presentaban un mal aspecto, el dueño se comprometió a proporcionarles los cuidados y alimentos necesarios para su recuperación aunque explicó que no estaban en tan mal estado como ofrece su aspecto.