Le regaló unas gafas de sol a la abuela de su marido, interna en la Residencia Geriátrica de Maó, la semana pasada y apenas le han durado unos días puesto que el sábado ya no las tenía. Susana Pacheco, cansada de la reiteración de este tipo de hurtos denunció el lunes esta sustracción ante la Policía Nacional siguiendo la recomendación de la propia directora del centro de titularidad municipal, Susana Sintes Mercadal.
«Se trata de gente mayor, sin movilidad en muchos casos y con déficit de memoria, por eso los hay que abusan de estas situaciones», explica la denunciante, quien lamenta que por estas mismas circunstancias haya pocos familiares que se decidan a denunciar estos pequeños hurtos.
Asegura que a su abuela le han desaparecido dinero, ropa y otros objetos personales, y aunque no quiere acusar a nadie, sí pide que se investigue si son trabajadores o gente externa a la institución los que se aprovechan de la debilidad de los internos para cometer estos hurtos. En todo caso, estima que o bien el Ayuntamiento o bien la Residencia deberían reponer el importe de los objetos sustraídos.
Susana Sintes, directora del centro, admitía ayer a este diario la existencia de hurtos en la Residencia. Por eso indica a los perjudicados que interpongan las correspondientes denuncias «porque están en su derecho de hacerlo». Por su parte, cada vez que hay alguna comunicación en este sentido, lo pone en conocimiento de la Policía Local, que envía a un agente para recorrer el edificio. Sin embargo, la directora señala que «es muy difícil averiguar quién o quiénes son los autores de estos hurtos». Explica Sintes que la Residencia es un centro abierto que cuenta con trabajadores propios y de empresas externas. Además deben sumarse las visitas de los familiares de los 90 internos que residen en el centro y otros 8 que lo utilizan durante el día. «Es imposible saberlo, aunque puedes tener sospechas sin demostrar».