El médico J.C.L.E., acusado de espiar a sus compañeras grabándolas con un móvil en un vestuario del Hospital Mateu Orfila, reconoció su culpabilidad ante los agentes de Policía Nacional que acudieron al centro el pasado día 27. El hombre camuflaba el teléfono en una bolsa de basura, con un pequeño agujero por el que la cámara del móvil tomaba las imágenes, y todo ello colocado dentro de una caja de calzado anatómico sobre una de las taquillas del vestuario. El visor apuntaba al espejo de la habitación, de modo que se obtenía una visión de cómo las mujeres se cambiaban de ropa. La Policía difundió ayer en la red Twitter una fotografía del dispositivo.
La detención se desencadenó cuando una enfermera se percató de la existencia del paquete, se asustó sospechando que podía ser un artefacto explosivo y dio aviso a seguridad; el vigilante a su vez llamó a la Policía. Cuando los agentes llegaron el móvil había desaparecido, pero al sugerir éstos que se visionarían las cámaras de seguridad del hospital el médico ?que había acudido ante el revuelo a ver qué sucedía?, se autoinculpó y admitió que no era la primera vez que filmaba.