Pavimentos levantados, parets seques pulverizadas y esparcidas por las tanques, barreras arrancadas, parcelas anegadas y algún que otro cultivo echado a perder han sido las principales consecuencias que, para las explotaciones agrarias situadas en las inmediaciones de Ferreries, ha tenido la espectacular tormenta de agua que se produjo el martes. El Consell está elaborando un informe de daños para ver cómo se actúa. Para ello cuenta con la llamada de asociaciones como Fagme a que los afectados den cuenta de las incidencias.
Según relatan desde distintas agrupaciones y fincas, la lluvia torrencial se produjo en una época del año en que no hay mucho más cultivo que el alimento para los animales y en el que el propio ganado no suele pastar. «No se ha producido en el peor momento», explica Margarida Llambias, de Unió de Pagesos. Esto redujo los efectos de la tormenta. En el campo la lluvia siempre es bien recibida, pero tan concentrada supone, para quienes están en la ‘zona cero', un quebradero de cabeza superior al beneficio, muchas horas adicionales de trabajo para reparar los destrozos y una inversión que ahora deben estudiar cómo se sufraga. Algunos todavía no habían podido analizar toda la incidencia.
En Sa Curieta, por ejemplo, la fuerza del agua destrozó una cuesta de acceso y varias paredes.Catalina Pons explica que además habían sembrado comida para los animales y no sabe si podrá salvarlo. Desde La Marcona, Antoni Moll comenta en lo referente a las barreras y paredes no son simples enderrossalls, «hay piedras por toda la tanca». En las parcelas también se han formado sargalls (riachuelos), por lo que la tierra deberá recolocarse. «Más que dinero me hacen falta brazos». Como otros compañeros, apunta a la excepcionalidad de la tromba de agua y a la poca limpieza de los torrentes, «hace 15 o 16 años que no se hace».
Biel Mesquida, de Santa Teresa, explica que se ha levantado el asfalto de los caminos y muchas paredes. Da por perdida toda o parte de la siembra de raigrás y explica que era espectacular como el agua pasaba por encima de algunos puentes. Ahora afrontar la reparación es un escollo más en su día a día, «tenemos seguro, pero no sé si esto lo cubrirá».
Un vídeo divulgado en redes sociales muestra daños patrimoniales también en Binimoti, incluido un puente. Ni los más veteranos de estas fincas recuerdan un nivel de violencia tan alto en el agua que llegaba a sus terrenos por unos torrentes desbordados.
En cuanto a los animales, los llocs consultados no reportan ninguna incidencia notoria, ni en pérdidas ni en su labor diaria. En Son Mestres de Baix algunos de sus caballos se vieron inmersos en una auténtica piscina. Desde la finca explican que seis salieron por su pie y dos fueron rescatados por sus propietarios.