El ascensor y las escalares públicas que conectan el Passeig Marítim de Maó y el puerto —a la altura del Club Marítimo— amanecieron ayer repletas de basura y el rastro de lo que parece una fiesta de botellón. Vómitos y botellas de alcohol en el suelo recibían a los transeúntes que, por la mañana, pretendían utilizar este paso para bajar al puerto. Esta noche de excesos es la primera que se registra en el periodo de vacaciones de la Semana Santa.
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