Han invertido en cámaras de seguridad más modernas, en instalación de alarmas, incluso en contratar a más personal para mejorar el servicio a los clientes y, por añadidura, tener una mejor vigilancia de sus comercios, pero de poco les ha servido. Los comerciantes agrupados en la asociación Ciutadella Antiga, en el casco viejo de la ciudad, están hartos de sufrir pequeños hurtos, prácticamente a diario, en sus respectivos establecimientos porque estos se ven acompañados de la impunidad que tienen los delincuentes en cualquiera de las circunstancias.
»Estamos cansados de ir a Comisaría a poner la denuncia porque perdemos dos horas de tiempo que no tenemos, dado el volumen de trabajo que hay, para no recuperar los objetos que nos roban», indica una de las propietarias de una tienda en el centro, objeto de varios hurtos en los dos últimos meses. A lo largo del verano, los comerciantes han presentado ya unas 15 denuncias para tratar de poner coto a la situación que soportan. «Cada año tenemos esta clase de robos, lo sabemos y es imposible controlarlo todo, pero es que ahora estamos teniendo bastantes más y estamos cansados de que no pase nada pera evitarlo». Muchos hurtos acumulados, por pequeños que sean, acaban suponiendo una pérdida notable.
Es una situación compleja que no tiene una solución sencilla aquí ni en cualquier zona turística. Un pequeño comercio no está en condiciones de poner vigilancia privada, además, la Policía Nacional y la Local, con su crónica falta de efectivos, tampoco tiene la presencia en la vía pública constante y numerosa que pudiera disuadir a los delincuentes. Como colofón a todo ello, aquellos que son detenidos acaban en la calle horas después o al día siguiente porque ningún juez envía a prisión a un ladrón salvo que haya actuado con fuerza y violencia suficiente como para causar lesiones de consideración a otra persona.
»Eso es lo que nos dice la Policía, que ellos los detienen pero ya no pueden hacer más», señala otra comerciante adscrito a Ciutadella Antiga. Y es que cuando el hurto es de algún objeto inferior al valor de 400 euros, ni siquiera es considerado un delito penal, sino una falta que se soluciona con el pago de una multa. En la mayoría de los casos, el detenido ni siquiera abona la cuantía que le impone la sanción al declararse insolvente. Mientras tanto, el botín del hurto ya le ha reportado el dinero que buscaba al venderlo directamente a un tercero con la máxima celeridad que ha podido. En ocasiones «hemos visto nuestros mismos productos en venta en páginas de segunda mano en internet, es una gran impotencia la que sufrimos», señalan los comerciantes, quienes afirman que los ladrones no son siempre residentes en el municipio sino visitantes.
La única medida que podría reducir esta delincuente sería «que nos pongan más policía que vigile en la calle, al menos los días en que esto está llenísimo de gente porque hace mal tiempo». Reiteran los propietarios que los delincuentes saben lo que hacen. Roban los objetos que no exceden de los 400 euros «porque conocen que hasta ese límite no les van a hacer nada si los cogen, y lo que no podemos hacer es salir corriendo detrás de ellos con la tienda llena».
Los ladrones suelen actuar bajo patrones similares aunque tengan poco o nada en común. Llevan gorra y gafas oscuras, sabedores de que hay cámaras de videovigilancia que pueden registrar sus acciones delictivas. De hecho, la Policía reconoce que las nuevas cámaras facilitan su trabajo de investigación para localizar a los ladrones, aunque si delinquen una y otra vez no pueden hacer más que reiterar el arresto, como ocurre con los habituales del municipio.
El apunte
“No son grandes delincuentes y es difícil evitar que reincidan”
La Policía Nacional de Ciutadella está al corriente del aumento de hurtos en comercios. Admite que ha habido un repunte pero no estima que esté siendo tan elevado. Las detenciones practicadas hasta ahora corresponden, en su mayoría, a personas conocidas por su malos hábitos, aunque los comerciantes tienen la impresión que es más gente de fuera que de aquí la que les roba a la luz del día.
“No son grandes delincuentes y es difícil evitar que reincidan porque a los jueces les cuesta mucho dictar órdenes de prisión”, explica el inspector, jefe operativo de la comisaría. En Palma, añade, se han podido dictar órdenes de alejamiento de la zona del Arenal, por ejemplo, “porque se les acusa como organización criminal, y si la Policía les ve sí les detiene”. Eso quiere decir que si se da el alto a alguno conocido en Ciutadella y no lleva ningún objeto robado encima “no se le puede hacer nada”.