Un fuerte olor a quemado impregnaba este domingo el centro de Ferreries. Un retén de los Bomberos de Menorca vigilaba que las llamas del incendio que la madrugada anterior habían destruido el taller de carpintería de la empresa Bosco Barber en la calle Pau Pons se puedan reavivar. El fuego se declaró en una zona de alto riesgo por la gran concentración de viviendas alrededor.
La noche fue muy larga tanto para los equipos de emergencia como para los vecinos. La virulencia del fuego, declarado sobre las 23.30 horas del sábado, obligó a desalojar a un total de cinco familias. Dos de ellas viven en el mismo edificio donde el taller ocupa la planta baja y otras tres lo hacen en las viviendas colindantes.
Se esperaba que los residentes en las casas contiguas pudieran regresar a su domicilio el domingo. Los otros tenían que esperar a que se pudiera garantizar la estabilidad de la estructura que sujeta el inmueble tras el incendio.
Un vídeo del incendio en el que se comprueba su cercanía con las casas del centro de Ferreries. | Marga Coll
El resto de vecinos de la calle y alrededores siguió en vilo las tareas de extinción hasta bien entrada la madrugada, mientras se oían algunas explosiones en el interior del local provocadas por el fuego, y los bomberos se afanaban por lanzar agua desde puertas y ventanas para evitar su propagación a otras viviendas.
Las primeras horas del fuego resultaron las más angustiosas, por las dificultades para que los bomberos accedieron al foco de las llamas para iniciar su extinción.
Colapsa una parte del techo
Según la información facilitada por los servicios de emergencia, una parte del techo de la nave, donde se almacenaba gran cantidad de material inflamable, habría colapsado. Los vídeos del momento ilustran la virulencia de las llamas y la angustia de los vecinos ante su posible avance.
El fuego se dio por controlado sobre las 5.30 horas de la mañana del domingo tras un gran despliegue de los bomberos, que movilizaron a 18 efectivos, siete camiones y una cuba con capacidad para 15 toneladas de agua.
El edificio queda apuntalado
Ya por la mañana acudía el arquitecto municipal, acompañado en todo momento por el alcalde Pedro Pons Huguet, y se acordaba apuntalar el interior del inmueble para asegurar la estructura y evitar derrumbes. La calle, entre tanto, permanecía cerrada al tráfico.
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