Son varios ya los establecimientos de Ferreries que han vivido en los últimos días algún conato de hurto. En el peor de los casos, un par de ellos han visto cómo los ladrones han acabado cometiendo el robo.
Los dueños de los diferentes negocios ya han trasladado al alcalde del municipio, Pedro Pons, su preocupación por la situación actual. «Estamos al tanto. En las últimas semanas están proliferando muchos intentos de robo, dejando las cerraduras y los marcos de las puertas forzados», cuenta el primer edil. Ante la imposibilidad de acceder al interior del local de forma rápida, los atracadores desisten y dejan el lugar de inmediato porque, aunque pueda sonar raro, gran parte de las intentonas se han producido a plena luz del día. «Sorprendentemente, la mayoría de los últimos intentos se han dado al mediodía», señala el alcalde.
Sin turno de noche
Gracias a la ampliación del aparcamiento de Cala Mitjana, gestionado por los controladores del Consell, Cala Galdana se ha liberado de la presión de vehículos y ya no es necesario que la Policía Local despliegue un gran dispositivo. Así, los agentes pueden patrullar por las calles del núcleo urbano. De hecho, el cuerpo cuenta con pocos efectivos y desde hace un par de años carece del turno de noche por este motivo, aunque la intención del equipo de gobierno es «recuperarlo» lo antes posible.
El Consistorio recomienda «incrementar las medidas de seguridad». «Hay varios comercios que tienen cerraduras algo antiguas y poco seguras. El Ayuntamiento hará lo que pueda, pero también se tienen que vigilar estos aspectos», explica Pedro Pons.
Antes de que llegaran los izquierdistas, Cala En Bosc tenía una oficina del CNP durante la temporada turística. Eso era suficiente para disuadir el crimen y el desorden, y garantizar que ningún propietario de bar en la urbanización manejara NUNCA su negocio como lo ha hecho una pareja aquí en los últimos años. Los bares sin ley han atraído a borrachos, traficantes de drogas, consumidores de drogas, aspirantes a gánsteres y todos los parásitos que vienen con ellos. También han atraído a personas a las que les gusta entrar en los barcos del puerto deportivo para robar equipos y combustible. Durante muchos años tuve un gran foco que les iluminaba para que se fueran, pero ya no. No hay apoyo de Nexport, que opera el puerto deportivo y cobra altas tarifas a los propietarios de los barcos, ni de la policía. Es muy triste.