La Policía Nacional de la Comisaría de Maó ha imputado a dos menores de edad del municipio como presuntos autores de un delito de pornografía infantil, cuyas diligencias abiertas ya obran en poder de la Fiscalía de Menores para determinar el proceso judicial a seguir.
Los dos adolescentes habían manipulado fotografías de al menos cinco chicas, mediante un programa de inteligencia artificial, con las que les eliminaban la ropa y obtenían un desnudo de tres de estas jóvenes, todas ellas residentes en la Isla.
Los agentes iniciaron la investigación a partir de la denuncia de una de las víctimas, menor de edad. La chica tuvo conocimiento de que había fotografías suyas sin ropa, tanto de ella como de otras conocidas de su entorno, porque un amigo de su confianza las tenía en su teléfono móvil al que ella tenía acceso por este motivo.
A partir de las pesquisas, la Policía Nacional logró identificar al menor que poseía las fotografías en su celular y averiguar que las había obtenido a través de las redes sociales.
A continuación, mediante un enlace a un programa informático de inteligencia artificial pudieron comprobar que se habían modificado hasta tres fotografías de chicas, logrando que quedaran desnudas.
Cinco chicas afectadas
Las cinco chicas afectadas indicaron a los agentes que seguían la investigación, que esas fotografías nunca fueron tomadas sin ropa, y aseguraron que no sabían que esta persona dispusiera de ellas.
Más adelante la Policía descubrió que había otro chico menor de edad, amigo del primer imputado, que también había utilizado la inteligencia artificial para manipular fotografías de otras chicas.- No obstante, no consta que ninguno de los dos imputados haya difundido en la red las imágenes manipuladas con el programa informático.
La Policía Nacional ha subrayado que estas prácticas constituyen un delito que puede conllevar responsabilidades penales.
Lo que han hecho está mal, no hay ninguna duda. Habrá que cuantificar el daño moral que se ha hecho a las chicas, y no estaría de más que quienes han puesto cuerpos desnudos a sus caras reconocieran su falta y pidieran perdón a las víctimas. Ahora bien, vivimos en una sociedad hipersexualizada que consiente que menores de incluso 10 años consuman pornografía sin, a menudo, recibir a la vez una educación sexual sana. De todas las variantes de sexo y de género, reales e inventadas, se les informa en clase, con o sin sesgos "progres". Las mujeres se hacen millonarias exhibiéndose en plataformas, y el conocerse entre los jóvenes cada vez más requiere de plataformas online. Los menores pueden no discernir bien lo que es una gamberrada de lo que es un abuso. Sin querer restar gravedad al asunto, hay muchos más culpables de los que imaginamos de primeras. No se comprende que el sexo lo invada todo y, a la vez, cuando se dan determinadas circunstancias, nos volvemos puritanos del séptimo día y pedimos leyes y castigos desproporcionados.