El 'One Punta Prima day' lo ha vuelto a hacer. Tras cuatro ediciones celebradas en la urbanización de Sant Lluís, el evento surfero se estrenaba este fin de semana en Maó en busca de espacio vital. Misión cumplida. La zona de Ses Voltes, el parque Rochina y el muelle de cruceros se convirtieron ayer y el pasado sábado en una cata de los ingredientes del estilo de vida surfero: el deporte como base, unas gotas de osadía, cucharadas constantes de música y todo ello espolvoreado con toneladas de buen rollo.
La de este domingo era la jornada grande para los amantes de los deportes de tabla. Ses Voltes cortada y libre de coches para vivir la adrenalina del downhill, las bajadas que experimentaban pequeños y mayores a bordo de una gran variedad de soportes, skates, longboards, scooters e incluso inverosímiles vehículos de facturación casera que despertaron sonrisas entre las alrededor de 3.000 personas (el sábado unas 4.000) que se acercaron al recinto.
En el parque Rochina, un pequeño skatepark entretenía al público infantil, entre demostraciones de gimnasia y de slackline, un deporte consistente en mantener el equilibrio sobre una cinta. Sobre el muelle, la oferta más atractiva para los profanos. Una docena de puestos de comida, entre ellas originales foodtrucks (furgonetas –y una barca– de comida callejera), dos barras y mesas para disfrutarlo.
Después de comer las miradas giraron hacia el agua. Exhibición de wakesurf (surf de arrastre) y paddlesurf, lo máximo que permite la ausencia de viento. Unas treinta paradas de ropa, complementos y material de surf, skate y deportes acuáticos completaban la oferta de un evento que se despidió con más música y con la letra muy clara: hasta el año que viene.