El pasado 26 de noviembre el Bulletí Oficial de les Illes Balears se hacía eco de la aprobación definitiva de la ordenanza de los protocolos de las fiestas de Sant Jaume de Es Castell. Según explica alcaldesa de la población, Juana Escandell, cuando comenzó su mandato hace un año y medio se dieron cuenta de que se trataba de una normativa cuya última gran revisión se produjo en 1998. Desde entonces, se habían ido añadiendo diferentes anexos «porque el protocolo es un instrumento vivo», argumenta la primera edil, quien considera que había llegado el momento de redactar un trabajo más completo.
Así, durante los últimos 16 meses se han realizado cerca de una veintena de reuniones en las que tomaron parte representantes de la Junta de Caixers y mandatarios municipales. Así, se llevó a pleno un documento final el pasado 30 de julio, se aprobó y desde entonces no se ha presentando ningún tipo de reclamación ni alegación.
Considera Escandell que «las cosas van cambiando», aunque en realidad se podría decir que no tanto en lo que respecta a uno de los capítulos en los que más contenido se ha introducido si se compara con la versión anterior. Se trata del que habla de normas generales en relación al comportamiento de caixers y cavallers. En el mismo se dice que no se permite a los hombres llevar pendientes; en el caso de las mujeres, solo uno por oreja sin que sobresalga demasiado.
En ese sentido, la alcaldesa habla de un «un pequeño detalle que es anecdótico» y si alguien dice que hay que revisarlo en el futuro «se podrá analizar». Por su parte, fuentes consultadas de la Junta de Caixers se defienden diciendo que esa norma «no es de ahora, sino de siempre». Lo que sí que reconocen es que durante el proceso de elaboración del nuevo protocolo hubo quien preguntó al respecto, «pero la votación dejó las cosas como estaban».
Cabe recodar que en Maó, el documento de protocolos aprobado en 2015 establecía que solo las mujeres podían lucir pendientes en la comitiva. Un planeamiento que un año después fue revisado para alcanzar una igualdad absoluta de género.
Si se compara con las ordenanzas del resto de pueblos, se podría decir que la de Es Castell es la más explícita en lo que se refiere a las restricciones. Queda claro que ningún cavaller puede llevar piercings ni tampoco pins, en este último caso solamente quienes ostenten el distintivo conmemorativo de los 25 años de participación en las fiestas de Sant Jaume. Por otra parte, el documento recuerda que todos los integrantes de la qualcada «deberán llevar la cara aclarida, es decir, con el pelo recogido y un aspecto natural».
En otro orden de asuntos, como novedad el nuevo documento deja constancia por escrito que la capacidad máxima de caballos en la plaza durante el darrer toc queda limitado a 33 por cuestiones de seguridad. La ordenanza es también mucho más específica y detallada en lo que se refiere a la tipificación de las infracciones y sus correspondientes sanciones.
En relación a la posible celebración de las fiestas este verano en función de la evolución de la pandemia, la alcaldesa reconoce que «no sé si llegaremos a tiempo al 25 de julio, ojalá que sí, pero parece que no».