El futuro del planeta depende del líquido más preciado para la vida, el agua. La demanda de un bien cada vez más escaso es creciente, y su buena gestión es el principal reto de futuro que se han fijado desde Menorca Reserva de la Biosfera. En ese marco, nos encontramos en Es Mercadal con un aljibe construido en 1735 por orden del entonces gobernador británico de la Isla, Richard Kane. Él fue el promotor de una infraestructura a la que se ha dado mucho utilidad desde entonces, pero que actualmente, a pesar de estar a rebosar, no cumple con su principal finalidad.
El aljibe en cuestión se cerró en 2018 después de que un episodio de lluvias intensas provocara el desprendimiento de su muro norte. Ello propició que el Ayuntamiento promoviera unas obras de reforma integral, en cuya financiación colaboraron el Consell insular y el Govern balear, con un presupuesto que rondó los 300.000 euros. La actuación comenzó en octubre de 2020 y se dio por finalizadas hace ya casi dos años. Y aunque el espacio se abrió el verano pasado, por su valor patrimonial, a las visitas turísticas y es escenario de actividades didácticas, como la que este domingo organizó el Museu de Menorca, los 273.000 litros de agua que alberga (está completamente lleno) no se pueden utilizar para el consumo humano.
Explica Jesús Cardona, el arquitecto responsable de la ejecución del proyecto conjuntamente con Ferran Vizoso, que recibieron el encargo de restituir la parte dañada, la rehabilitación integral del bien y se procedió a impermeabilizar el depósito, entre otras tareas. En la petición no figuraba la instalación de un sistema de potabilización, y ese es el gran problema de una infraestructura que antes depuraba el agua con métodos como añadir cloro, que ya no están permitidos por Sanidad.
Cuando se le pregunta al alcalde Joan Pallicer por qué no se incluyó esa maquinaria en el proyecto, responde que es algo que él mismo también se pregunta, y recuerda que se trata de una actuación promovida por el anterior equipo de gobierno. Sus responsables, antes de acabar el mandato, ya se pusieron manos a la obra solicitando el permiso a departamento de patrimonio del Consell. Pero ese trámite, a juicio de Cardona, no debería suponer un problema, y avanza que el aljibe está perfectamente acondicionado para poder acoger la instalación de una máquina que convierta el agua en apta para ser bebida.
Por su parte, el alcalde argumenta que el mayor problema al que se enfrentan para encontrar una solución es cumplir con la exigencias que imponen desde Sanidad, que según explica obliga a implantar un sistema y programa de analíticas que exige que se realice un análisis cada vez que llueva para poder permitir el consumo. Sobre la posibilidad de emplear el agua para otros fines, como el riego, Palliser sostiene que se ha estudiado, pero que por la estructura del depósito, el proceso es complicado y requeriría emplear mucho tiempo.
Si no es pot clorar s'aigua potable ja em diran a que fa olor sa que surt per ses aixetes de tota Memorca..