Los criadores de caballos de pura raza menorquina han visto como en los últimos años aumenta la cotización de los animales, una tendencia propiciada por el interés creciente de criadores y aficionados extranjeros. La alta demanda de estos ejemplares y el frenazo que la crisis de la covid-19 supuso para la crianza, ha hecho que en estos momentos haya escasez de animales listos para la doma o ya domados y que los precios hayan aumentado en consecuencia. Los datos del Sistema Nacional de Información de Razas, el censo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, son el reflejo del buen momento que vive la raza autóctona de la Isla, que arrancó el año en curso con un recuento oficial de 3.877 ejemplares.
Cierto que la mayoría, dos terceras partes de los caballos de pura raza menorquina, están en manos de criadores afincados en Balears (básicamente en Menorca), pero sorprende la cifra de inscritos fuera de nuestras fronteras, que ya superan el millar. Francia, Italia, Suiza, Holanda y Reino Unido son en ese orden los países con mayor presencia de caballos de pura raza menorquina, pero también hay ejemplares en Austria, Bélgica, Alemania e incluso en Estados Unidos. Y así hasta en una veintena de países. Dentro de España hay ejemplares en la mayoría de comunidades autónomas. Se puede decir sin miedo a equivocarse que su belleza azabache, su versatilidad y su nobleza están conquistando el mundo.
Expansión
Ya hay cerca de 1.600 ganaderas con un tamaño medio por ganadería de 2,45 cabezas. Cada año se registran un promedio de 125 nuevos ejemplares y hay programa de cría reconocido en multitud de países. La intención de la Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos de Raza Menorquina es que esa expansión no se detenga. Dar visibilidad de la raza en el extranjero es uno de los grandes objetivos de la Fira del Cavall que hoy arranca en el recinto ferial de Es Mercadal y a la que asistirán, con el apoyo de la Fundació Foment del Turisme de Menorca, periodistas especializados de países tan cercanos como Portugal, donde todavía no hay caballos menorquines censados, y tan lejanos y diferentes del nuestro como son Finlandia e Islandia.
Los datos atestiguan la gran expansión que ha vivido la raza menorquina en los últimos años. Hace diez años había censados 468 animales fuera de las fronteras nacionales, ahora ya son 1.014. En el año 2013 el 80,78 por ciento de los animales estaban inscritos en ganaderías de Balears (la estadística no distingue entre Menorca y el resto de islas del Archipiélago). Ahora ese porcentaje ha bajado al 66,5 por ciento y ya hay ejemplares en 16 comunidades autónomas. El caballo menorquín se expande por la geografía al galope, una tendencia que se espera que siga afianzándose.
El indiscutible incremento del interés por el caballo de raza menorquina se ha trasladado claramente a los precios. Ahora la demanda supera a la oferta, haciendo que existan dificultades para encontrar ejemplares. «Eso ha cambiado porque en la pandemia se perdieron un par de años en que se crió poco. Los clientes prefieren pagar un poco más y llevarse animales que ya los puedan domar o que estén domados, a partir de los tres años», explica Cristòfol Marquès, presidente de la Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos de Raza Menorquina, quien calcula que solo para cubrir los costes de crianza el precio debe superar los 3.500 euros. Los clientes extranjeros están dispuesto a pagar esos precios «y más», admite, haciendo especial hincapié en un nuevo perfil de comprador que se encapricha de un animal y está dispuesto a poner encima de la mesa grandes cifras para llevárselo a sus establos.
Marquès explica que hay ganaderos de la Isla que guardan ciertos recelos ante esa tendencia, visto que les dificulta el acceso a nuevos animales, pero desde la asociación consideran que hay que mantener la apuesta por la expansión geográfica de la raza, que de hecho es uno de los grandes leitmotiv de la entidad. No obstante, lanza un mensaje tranquilizador subrayando que «por mucho que críen ganaderos de fuera, siempre serán necesarios los caballos criados aquí», donde son apreciados por su participación insustituible en las fiestas patronales, pero que cada vez se adaptan con mejor desempeño en otras disciplinas como las deportivas.
Más apreciados
También subraya la importancia de mantener los niveles de crianza para que el mercado no se descompense. Más de la mitad del millar de equinos de pura raza menorquina censados en el extranjero son animales reproductores. Son por lo general instalaciones de tamaño reducido con una pequeña muestra de caballos con su característica capa negra. Marquès celebra que cada vez son más valorados, obviamente por su belleza, pero también por la facilidad que muestran para adaptarse a la doma en cualquiera de sus modalidades, incluso al enganche.
Viendo la tendencia de la última década queda claro que el caballo menorquín está echando raíces en multitud de países. Estos animales, tan asociados a las tradiciones menorquinas, se están convirtiendo en embajadores no solamente de la raza menorquina, sino también de la propia Menorca y de todo eso que tiene que ofrecer más allá de las playas y el buen tiempo. Una de las grandes banderas identitarias de la lsla ondea con fuerza.
El apunte
La Fira del Cavall recibe a periodistas de Portugal, Finlandia e Islandia
El caballo menorquín ya está presente en una veintena de países pero su potencial de expansión es mayúsculo. La vigesimosexta edición de la Fira del Cavall se convertirá en una nueva oportunidad dar a conocer el caballo de la raza autóctona en países donde no hay animales censados. La Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos de Raza Menorquina recibe la visita estos días de periodistas especializados de Portugal, Finlandia e Islandia. Con el apoyo de la Fundació Foment del Turisme de Menorca, estos periodistas pasarán unos días en la Isla conociendo de primera mano el destino y la belleza y versatilidad del caballo autóctono. Este tipo de visitas sirve para que los profesionales prescriban las tradiciones menorquines, con un efecto que puede ser beneficioso para la actividad turística, pero también para otros sectores como el de los criadores de caballos menorquines.