Aunque hoy en día es una de las playas más visitadas y, por tanto, una de las más masificadas, hubo un tiempo en que Macarelleta no era más que una cala resguardada convertida en un auténtico refugio para aquellos a los que les gusta practicar el nudismo.
Sin embargo, el empuje del turismo ha conllevado la pérdida progresiva de algunos arenales de tradición naturista. Pese a ello, cabe recordar que no existe ninguna playa de uso exclusivo para nudistas o reservada únicamente para usuarios que empleen bañador: cada individuo tiene la libertad de elegir si ir desnudo o no en cada playa. En la teoría suena muy bien, pero la realidad indica que existen ciertos espacios conocidos por su tradición nudista, ya sea en la totalidad del arenal o de manera parcial.
Así lo recoge la Federación Española de Naturismo (FEN), que incluye un total de 22 playas de tradición nudista en la Isla. Entre ellas, algunas como Son Bou, Binigaus, Cala Pilar, Sa Mesquida o Cales Coves, conocida por ser el santuario de los nudistas asociados al movimiento hippie. También se suman algunas otra de dudoso recorrido histórico nudista, como son las urbanas de Cala en Porter o Punta Prima.
Naturistas en la Isla
«No hay una sensibilidad en contra del nudismo en España», afirma el presidente de la FEN, Ismael Rodrigo, quien piensa que uno de los «atractivos» de las playas de Balears es que «se pueda estar como uno quiera». «Esta normalidad se ve como una forma más de baño y se pueden mezclar los naturistas con el resto de bañistas», insiste.
«Por desgracia, porque a mí me gustaría que se mezclasen, el nudista tiende a apartarse y a juntarse con más gente desnuda porque es donde se siente más a gusto. Si el turismo se masifica, no se cabe en las playas y la gente empieza a buscar sitios más apartados y recónditos, pues acaban en las playas donde hay nudistas. A eso se le añade que cuando hay mucha gente vestida, los nudistas se sienten mal y se van a sitios aún más apartados. Así terminamos como en tiempos del franquismo, cuando se practicaba el nudismo en lugares inaccesibles y a veces peligrosos, porque era perseguido», explica con detalle Ismael Rodrigo.
Pareja naturista en Binigaus. | Josep Bagur Gomila
Por otro lado, el mismo Rodrigo considera «positivo» el turismo nudista por ser «el más ecológico». «El turista europeo nudista de las islas cuida el medio ambiente, no deja basura, se la llevan... Está más concienciado ecológicamente que la media. Antiguamente, era más de hippies, pero ahora se mueve entre el alto standing», asegura la cabeza visible del colectivo.
El papel de los socorristas
En cuanto a las llamadas de atención que ocurren en algunas ocasiones por parte de los socorristas, motivadas por algunos bañistas que no practican el naturismo, Rodrigo opina que los guardavidas «están para salvar cuerpos, no para salvar el alma».
Desde Marsave, la empresa responsable de los equipos de vigilancia y socorrismo en las playas de Menorca, reconocen que en todas ellas se puede practicar el nudismo. «No hay ninguna ley que lo prohíba, aunque se puede recomendar que en algunas playas como Son Bou o Sa Mesquida se practique en las zonas más apartadas», sostienen.
En un principio, los socorristas se «desentienden», pero en algún caso pueden mediar en un conflicto invitando al nudista a «moverse a una zona más alejada».
Solo falta que nos quiten la libertad de bañarnos cómo nos de la gana y como siempre se ha hecho en Menorca, con respeto mutuo entre los que usan bañador y los que no. Aprender que todos los cuerpos son diferentes y que la perfección no existe es algo que deberíamos normalizar desde pequeños. La ventaja de ser capaz de bañarte como tú madre te trajo al mundo, aumenta tu autoestima y te libera de un montón de complejos. Los padres que se escandalizan porque sus hijos pequeños tienen que compartir playa con gente desnuda, tienen ellos el problema no los niños. Si les mostrarán normalidad estos hijos crecerían aceptando la imperfección del ser humano y evitaríamos anorexias y todo tipo de trastornos. Les invito a probarlo.